Secciones
Servicios
Destacamos
La cumbre de la OTAN celebrada ayer en Londres con motivo del 70 aniversario de la alianza logró atemperar las tensiones que se manifestaron la víspera y en semanas precedentes, sin por ello resolver las discrepancias entre los 29 países miembro. De hecho, el breve ... comunicado conjunto que la Organización hizo público al término de la cita se limitó a sortear las diferencias mediante un lenguaje elusivo. Ello después de que algunos líderes se explayaran en términos impropios para las responsabilidades que ostentan, y una grabación captara la conversación burlona sobre Donald Trump tras una demencial intervención de este. La OTAN fue creada en la 'guerra fría' para asegurar, bajo la hegemonía de EE.UU., la protección de los países democráticos del hemisferio norte frente a la amenaza soviética. La caída del Muro de Berlín, la dilución de la URSS y la apertura hacia la libertad de los países de su influencia hace ya treinta años ha restado sentido al Tratado del Atlántico Norte. Al tiempo que la diversificación de los desafíos en materia de seguridad y la dispersión de las crisis que pudieran requerir de la intervención aliada dificulta tanto el consenso estratégico como la operatividad militar de la OTAN. La inexistencia de una amenaza común, percibida como tal con una intensidad análoga por parte de los 29 aliados, hace imposibles los automatismos característicos de una Organización de su naturaleza. El hecho de que el secretario general de la Alianza Atlántica, el exprimer ministro noruego Jens Stoltelberg, no haya podido evitar siquiera las baladronadas de algunos de los socios más relevantes, ante una cumbre en la que la OTAN pretendía reivindicarse a sí misma, da idea de cuán complicado debe ser ordenar su actuación, cuando además toda intervención aliada en cualquier parte del mundo depende de lo que en cada minuto resuelvan hacer la Casa Blanca y el departamento de Defensa estadounidense. Ayer, la OTAN llegó a mencionar por su nombre la emergencia de China, pero nada más. Se refirió a la defensa de los países Bálticos, como si no se sintiera emplazada a decir algo preciso. Eludió las exigencias de Turquía para identificar como terroristas a las milicias del YPG en el Kurdistán sirio, refiriéndose a todos los terrorismos y, en esa medida, dando cauce a Ankara para seguir considerándolas así. Y evitó la discusión sobre la aportación neta de los presupuestos nacionales a la defensa compartida, cuando cabe cuestionar si es razonable aspirar a un gasto del 2% del PIB. El declive de la Alianza Atlántica es tan manifiesto, que sólo la elocuente falta de una alternativa europea consigue mantenerla en pie.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.