Editorial: acoso intolerable
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La legítima confrontación de ideas, que es la base de cualquier sistema de libertades, en modo alguno puede justificar el señalamiento en la vía pública o el acosoEditorial ·
La legítima confrontación de ideas, que es la base de cualquier sistema de libertades, en modo alguno puede justificar el señalamiento en la vía pública o el acosoLa crispación instalada desde hace años en la política española se ha trasladado peligrosamente a la calle y ha dado pie a comportamientos inadmisibles. La legítima confrontación de ideas, que es la base de cualquier sistema de libertades, en modo alguno puede justificar el señalamiento ... en la vía pública, el acoso, la intimidación o los asaltos a la vida privada de dirigentes de cualquier ideología. Las pintadas insultantes y las amenazas en las redes sociales cuando el vicepresidente Pablo Iglesias y la ministra Irene Montero pasaban unos días de descanso junto a sus tres hijos en Asturias no son de recibo en una democracia.
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Tampoco las repetidas caceroladas ante el chalet de Galapagar en el que residen los dos líderes de Unidas Podemos, ni las agresiones similares que han soportado cargos del PP o del PSOE por parte de extremistas de diverso signo. Esas actitudes propias del matonismo dañan la convivencia y deben ser erradicadas. El hecho de que representantes de Unidas Podemos las hayan jaleado como «jarabe democrático» cuando iban dirigidas contra sus adversarios es un clamoroso error que en absoluto ampara los ataques que ellos sufren ahora.
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