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En los municipios de Acebedo, Barjas, Campazas, Castrillo de Cabrera, Valmadrigal, Izagre o Maraña apenas superan el centenar de habitantes. Sus pueblos y pedanías, sembradas como si fueran un racimo de uvas, tienen asentamientos a apenas una decena de vecinos. Fuentes de Carbajal, por ejemplo, ... está mucho peor: ni siquiera llega al centenar.
En la mayoría de los pueblos hay silencio, vejez y olvido, con una precariedad de servicios que hace que muchos de ellos sean simplemente inhabitables. Los que quedan, los pocos que quedan, viven tan lejos de la 'civilización' que de sus problemas no se acuerda ni dios.
El problema es la sanidad, claro, pero no solo es la sanidad. El primero es la despoblación y a partir de ahí la lista se hace interminable. Las malas comunicaciones, la pésima planificación industrial en sus áreas de influencia, la ausencia de infraestructuras, la ausencia de efecto llamada, las dificultades educativas... la lista se haría interminable.
Hoy el eje y el foco se han puesto en la cuestión sanitaria, capital sin duda, porque nada es más importante que conservar un buen estado de salud.
Pero, seamos serios, los números simplemente no cuadran. Es imposible. Esta comunidad creada del mismo modo en el que Mary Shelley dio vida a Víctor Frankenstein no tiene posibilidad alguna de mantener su actual sistema sanitario en el mundo real. Y el resto es simplemente engañarse jugando al solitario.
En una provincia de León, como ejemplo, hay 211 municipios y más de 1.200 pueblos. El dato se complica aún más si se tiene presente un pequeñísimo detalle. Todos estos pueblos, y sus habitantes, se diseminan sobre una superficie que supera los 15.500 kilómetros cuadrados.
Pero la ecuación se complica aún más si se suman otros 'pequeños' factores. En esta provincia hay en la actualidad 441.000 tarjetas sanitarias, 311.120 tarjetas en la definida como Área de León y 130.000 en el área de El Bierzo. Y cada uno, con todo el derecho, quiere un médico a 50 metros de su domicilio.
Para dar respuesta a ese descomunal reto hasta la fecha Sanidad había mantenido abiertos un total de 747 consultorios médicos (606 en la primera de las zonas y 140 en la segunda).
El problema hoy es notable: simplemente no hay posibilidad de contar con ese número de médicos, ni siquiera 'redoblándoles' en su ubicación y por supuesto mucho menos con una idea cabal que supondría suplir sus descansos y sus periodos vacacionales. No los hay, es imposible, y desafortunadamente los médicos no son higos que se recojan en el patio de casa cuando el verano entra en su recta final.
Así de real es el problema, y ese calado tiene. A la situación, compleja, se le unen otras cuestiones muy cuestionables como la propia dotación de medios de los sanitarios y las limitaciones de los propios consultores.
Hasta esta semana siempre he pensado que los políticos, los de ayer, los de hoy y los de mañana, percibían unos ricos emolumentos para dar solución a este tipo de problemas y no para sumar otro más a la ya larga lista que está sobre la mesa.
Las Cortes, una jaula de grillos, no alcanza a trabajar en común para un asunto de urgencia: la Sanidad que es de todos, no da para llegar a todos o al menos no da para llegar como a todos nos gustaría. La cuestión no es sencilla, seguro, pero la solución no es el pisoteo, el chantaje, la mediocridad política y la falta de interés de quienes solo piensan en su rédito político y no en quienes viven en Acebedo, Barjas, Campazas, Castrillo de Cabrera, Valmadrigal, Izagre o Maraña, por poner un ejemplo.
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