El Ministerio de Educación presentó ayer a los ejecutivos autonómicos y a las universidades un proyecto de modificación de la EBAU a implantar en dos fases que culminarían en el curso 2026/2027 y que pretende llevar a término vía decreto ley. La actualización del ... sistema formativo, también en el tránsito entre la enseñanza no universitaria y la universitaria, resulta crucial. Pero, a la espera de conocer los pormenores de la iniciativa, convendría que el Gobierno no cayera en la tentación de transmitir el mensaje de un aligeramiento de la carga lectiva en el Bachillerato. Y en el mensaje de que las competencias pueden reducirse a habilidades y destrezas orillando la imprescindible sujeción al rigor y a la memorización de referencias históricas, de pensamiento, de evidencias científicas e incluso de mecánicas operativas. Resulta necesario interrelacionar datos y conceptos para crecer en conocimiento. Y sería de toda justicia que la Selectividad no constriñera una de las etapas más vitales y creativas de la peripecia personal. Pero, antes de poner en marcha nada, el Gobierno debería someterse a su propia EBAU, admitiendo que uno de los momentos más decisivos del recorrido estudiantil no puede administrarse desde la omnisciencia.

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