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Daniel Roland-AFP
M. Draghi, el banquero sentimental

M. Draghi, el banquero sentimental

«El italiano más ilustre quizás desde el tiempo de los grandes líderes europeístas ha pagado la factura de la implacable ley que condena allí al precipicio en menos de dos años a los gobiernos de unidad nacional»

Agustín Remesal

Valladolid

Domingo, 24 de julio 2022, 00:33

El teatro de la política repite a veces en Italia la misma tramoya secular, con las diferencias que dictan el paso de los siglos y el obligado cumplimiento de las leyes. Cuando sus adversarios asesinaron en el Senado a Julio Cesar, los mismos que lo ... habían elevado al poder absoluto a su regreso victorioso de las Galias, naufragó en Roma un inicial indicio democrático y los emperadores obtuvieron poco después el poder absoluto. Así describió el historiador Suetonio la postrera elegancia del héroe: «Al percatarse de que era el blanco de innumerables puñales que contra él blandían, se cubrió la cabeza con la toga y estiró sus pliegues hasta el extremo de las piernas para caer con mayor dignidad». Con esa misma distinción que Julio Cesar, el banquero Mario Draghi, otro romano de casta tiberina, ha salido de la política italiana transitoriamente diecisiete meses después de ejercer el cargo de primer ministro. «Yo no exijo el poder absoluto, pero sí reclamo la necesaria unanimidad de los partidos para salvar la economía italiana», advirtió a los senadores que le negaron en votación secreta esa difícil concordia política. Ellos aplaudieron su discurso de despedida el pasado jueves, y el hombre con mirada reptiliana y alma de líder sentimental, banquero de Europa durante ocho años, salió entre vítores del Parlamento y fue de inmediato a presentar su dimisión al Presidente de la República.

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