Varios vehículos en venta expuestos en un concesionario de coches. Javier Lizón / Efe

Dormir

Algo que decir ·

«La mejor garantía del vendedor de un automóvil usado era el latiguillo: «ha dormido siempre en garaje». ¿Se acuerdan?»

Paco Cantalapiedra

Valladolid

Miércoles, 8 de junio 2022, 00:07

Es lógico que se haya disparado la venta de coches de segunda mano en detrimento de los nuevos que salen al mercado: primero, porque los clientes buscan ahorrar algún dinero; y segundo porque un buga a estrenar cuesta un huevo de la cara, y cuando ... ya tiene cinco o seis mil kilómetros se desploma un treinta por ciento. O más. Mi amigo Jose (sin acento, por favor) me confesó que la devaluación de un turismo empieza desde el momento en que abandona el escaparate del concesionario, y me puso un ejemplo: esa máquina a estrenar por la que pagarías 10.000 euracos, pierde 1.000 en cuanto sale de la tienda.

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En mi vida solo he comprado un coche de segunda mano, un seiscientos que perteneció a un colega de El Norte de cuya honradez me fiaba plenamente. La compra salió redonda porque no fue ni cara ni barata y funcionó sin averías gordas durante cuatro o cinco años más y después se lo revendimos a un matrimonio amigo con el que todavía nos hablamos.

Así que mi poca experiencia de vendedor y comprador de vehículos ya estrenados no ha sido tan mala porque todos se han portado, han cumplido su misión y me han permitido ahorrar dinerillo para otros vicios, a cambio de no oler a nuevo. Sin embargo, en todo el proceso del trueque, la mejor garantía del vendedor de un automóvil usado era un latiguillo que todos soltaban para eliminar cualquier resquemor: «ha dormido siempre en garaje». ¿Se acuerdan?

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