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Un kiosco de prensa. ERIC GAILLARD-REUTERS
Un domingo sin prensa

Un domingo sin prensa

El óxido de los días ·

«Leer varios periódicos supone el último refugio del dandy, constituye una manera de estar en el mundo y de afrontar la vida desde la aristocracia»

José F. Peláez

Valladolid

Martes, 14 de enero 2020

El pasado domingo dediqué una hora, entre las tres y las cuatro de la tarde, a intentar comprar la prensa. Comprar la prensa un domingo es el acto que más me dice acerca de una persona, de quién es, de quién quiere llegar a ser, ... de sus aspiraciones intelectuales, de su respeto a sí misma y a lo que le rodea. No hay mayor rebelión que levantarse de la degradación del sofá y el pijama y salir a la calle a comprar la prensa un domingo, nervioso por el acontecimiento que supone, ansioso por ese momento de soledad compartida, por ese microcosmos que formamos mis periódicos y yo; es una experiencia ritual que requiere de una preparación, de un calentamiento, de unos ejercicios de respiración, una meticulosa elección de ropa y de bolígrafo para poder subrayar y tachar como un profesor de secundaria. Luego, ya como un torero, hacer el paseíllo de casa al kiosco con los cuellos del abrigo levantados, las gafas de sol puestas y la actitud de un explorador que fuera a repoblar el Orinoco.

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