La salud es, sin lugar a dudas, uno de los bienes más preciados. Cuando nos acompaña, podemos hacer prácticamente todo los que nos propongamos, pero cuando falta, el renglón de la vida se tuerce y toca encomendarse al facultativo para recuperar el estado saludable. Tenemos ... uno de los sistemas de salud más envidiables, pero salvo que salten las alarmas, hay un regusto por ejercer de doctorando, practicar el autodiagnóstico y promover la automedicación. Y todo esto, sin pasar por la Universidad y sin soportar el penetrante olor a formol.
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Hay mucho cuñado dispuesto a extender receta sin número de colegiado. Un paracetamol cada ocho horas. Esos síntomas me huelen a gripe. Yo lo tomaría en ayunas. Lo consultamos al Doctor Google que todo lo sabe…Hay fórmulas magistrales para aburrir y, todo hay que decirlo, nada saludables.
Con la pandemia se ha dado un paso más y hay quien ha pasado directamente al laboratorio de donde salen los sueros protectores. Hay base para decidir qué vacuna me pongo y cuál no. Por si la memoria fuera frágil, conviene recordarlo, en Castilla y León tenemos uno de los calendarios de vacunación más ambiciosos de toda España con el que se combaten 16 enfermedades.
De modo que nuestra función es delegar y confiar en nuestros sanitarios, en su capacidad para curar, pero también proteger.
Porque no estamos para jugar a médicos y enfermeros, como tampoco para jugar con el propio sistema.
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