La presidenta del grupo municipal popular en Valladolid, la exconsejera Pilar del Olmo, ha manifestado públicamente su hartazgo con el maltrato (¿desprecio? ¿desatención?) que reciben ella y sus concejales desde la dirección provincial. Lo que hasta ahora era un secreto a voces ya ... es vox pópuli: El PP vallisoletano es un partido en crisis. Eligió una nueva dirección provincial y puso en la presidencia a Conrado Íscar, el titular de la principal institución que gobiernan, la Diputación, y este ha vaciado en solo medio año (¡solo medio año!) el depósito de energía con la que siempre comienza su andadura un nuevo equipo. Si ya el congreso telemático que forzó a realizar el número dos nacional popular, Teodoro García Egea, ofreció muestras de que este partido no lo mueven los militantes sino lo que deciden media docena de cargos en un despacho, cuando no en los pasillos o el bar, del Congreso de los Diputados, ha quedado constatado que es la cara más evidente de una formación en crisis: división interna, falta de apoyo a todos sus cargos públicos, mando errático y acción descoordinada. Justo en un momento en el que el presidente del PP regional y de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, cavila el adelanto de las elecciones autonómicas, en la provincia de Castilla y León en la que se eligen más procuradores, Valladolid, 15 de 81, se ha hecho público ya que este partido está en crisis. Ya venía del anterior mandato popular, el de Jesús Julio Carnero, que perdió la mayoría autonómica en la provincia, con los bocados que le metieron al PP Ciudadanos (3 procuradores) y Vox (1), lo que convirtió al PSOE en el partido más votado para las Cortes, 6 procuradores, frente a 5 el PP.
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La crisis se ha explicitado en plena conformación del relato que ha de llevar al adelanto electoral como mucho a finales de enero. El presidente Mañueco maneja dos fechas: Antes de diciembre, aunque no parece sensato llamar a votar cuando la ciudadanía está terminando de ensayar los villancicos y ultima la lista de compras navideñas; o a finales de enero, para votar antes de salir del invierno. Sin relato, no hay adelanto. Por eso es aún mayor la metedura de pata de los populares vallisoletanos.
Pero, ¿de verdad es una metedura de pata? ¿O responde a una más que diseñadísima estrategia que busca eso, que parezca que al presidente provincial del PP le viene grande el puesto? El hecho de que este haya echado mano de la asesoría de Pablo Yáñez (exdiputado de Ciudadanos y artífice del fracasado pase de Silvia Clemente al partido de Albert Rivera para luchar en las urnas contra Mañueco) y que haya trascendido que la Diputación de Valladolid ya ha contratado servicios con las empresas del flamante asesor no hace sino sumar enteros a las meteduras de pata que va cometiendo el presidente popular en su afán postveraniego de copar espacios en los medios de comunicación y entrar en la capital para confontar con el alcalde socialista, Óscar Puente, justo después de que este anunciara que optará a dirigir el PSOE provincial.
La expulsión de Carnero de la Presidencia popular fue tan erróneamente diseñada por Madrid que dejó varios PP dentro del PP vallisoletano. Prueba de ello es que tuvieron que echar mano de su principal cargo institucional, el presidente de la Diputación, para presidir el partido, pero atado de pies y manos por los 'Egea boys', dirigidos por un entusiasta 'genovés' (Génova 13, sede nacional), el diputado nacional y alcalde de Villalón, José Ángel Alonso, ayudado por la que tiene todas las papeletas para ser la candidata en Valladolid, la senadora y exteniente de alcalde Mercedes Cantalapiedra, y el diputado nacional Eduardo Carazo, convenientemente coordinados por el gerente regional, Borja García.
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A finales del siglo XIX se empezó a colocar en los salones de baile de Chicago el cartel 'No disparen al pianista', para evitar que en las peleas se 'cargaran' al que ponía el fondo musical. En la política vallisoletana acaban de coincidir a la vez tres, felices con la errática forma de hacer del presidente popular y han colgado cada uno un cartel con la leyenda 'No disparen a Conrado'. Por un lado, los socialistas, que visto el descontrol que genera dentro del PP el presidente provincial, están con él muy a gusto. Por otro, Vox, que ve cómo mientras Conrado Íscar se mete en la capital, no se sabe bien si con aspiraciones de estar en la lista 2023 al Ayuntamiento de Valladolid, descuida la provincia; los de Santiago Abascal pueden seguir tentando a cargos locales del PP, como llevan haciendo insistentemente desde hace meses, para que se pasen a sus filas.
Y, el tercero, aun sin identificar, pero se acabará sabiendo quién es, desde dentro del PP: con esta división interna, todo suma para buscarle una alternativa más pronto que tarde al presidente provincial popular.
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