Discrepancias

Después de una larga pelea judicial con una empresa en la que trabajé durante años, el TSJ me dio la razón utilizando un argumento poco jurídico pero muy cierto. Gratamente sorprendido por la noticia recurrí a mis amigos para intentar llegar al juez que había firmado el veredicto, y tomándonos un café le dije: ahora podría confesar que os había engañado a todos, pero tu dictamen es un ejemplo de sentido común. No olvidaré nunca su contestación: creo que es la primera vez que alguien viene a decirme que lo hemos hecho bien. Seguramente exageraba, pero su respuesta me pareció bastante sincera.

No conozco al magistrado que ha redactado la sentencia de la que hoy nos ocupamos, pero tengo la sensación de que ha vuelto a funcionar la sensatez, tantísimas veces alejada de las esperanzas y los deseos de muchos ciudadanos que recurren a los tribunales. Y no me vengan con cuentos de que la Ley es igual para todos porque los señores togados tienen capacidad suficiente para interpretarla de una u otra manera. He aquí un ejemplo de saludable discrepancia.