Lo primero que puede pensar un lector es que si es diplomacia no puede ser a cara de perro en público. Y eso que esta frase hecha no se corresponde con el comportamiento de la mayoría de las razas caninas. La diplomacia es el arte ... de enfrentarse a los problemas con la mayor delicadeza posible cuando se comparece ante los medios de comunicación, sin perder la firmeza de tus argumentos para terminar consiguiendo tus objetivos, o al menos, los más relevantes. Una regla imprescindible para poder realizar acciones diplomáticas productivas es no menospreciar al contrario ni pensar que puedes abrumarlo con la contundencia de tus argumentos en su contra y, menos, hacerlo en su casa y delante de varias docenas de periodistas de todo el mundo.
Publicidad
Supongo que un político como Josep Borrell, Alto Representante para la Política Exterior de la Unión Europea, habría preparado con sus asesores y con representantes de países clave en las relaciones con Rusia, su reciente visita a Moscú. La primera de un representante diplomático europeo en cuatro años porque las relaciones atraviesan por graves problemas desde la crisis de Ucrania, la anexión rusa de Crimea y las sanciones impuestas por la UE y Estados Unidos que tanto molestan y dañan a la economía rusa.
Ucrania es un caso muy desgraciado para los propios ucranianos y ha supuesto una nueva guerra fría entre Rusia y Occidente, donde cada uno tiene sus argumentos. El tiempo pasa, las circunstancias cambian y la trascendencia de las relaciones entre la UE y Rusia obligan a intentar un acercamiento. En qué momento de este proceso se le olvidó a Josep Borrell algo imprescindible en este tipo de situaciones: la no injerencia en asuntos internos, cuando compareces en público y en casa de tu anfitrión.
Esto es algo que hemos aprendido durante muchos años. Por ejemplo, en las relaciones con Cuba o con China. Nunca había confrontación directa en público por los derechos humanos. Por eso, es increíble que un político tan inteligente y experimentado como Borrell, que asumía una iniciativa valiente y necesaria para los intereses europeos como es mejorar las relaciones con Rusia y, además, iba a pedir apoyo con las vacunas contra el coronavirus, que escasean en la UE, planteara en público en Moscú, de la manera en que lo hizo el caso del opositor Alexéi Navalni –absolutamente inaceptable sin duda–, y la represión de las protestas. La respuesta rusa, demagógica, fue demoledora al compararlo con los políticos catalanes presos. La diplomacia a cara de perro no es el camino.
Publicidad
Noticia Relacionada
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.