Un escándalo tan clamoroso como el encargo de 31 trenes de cercanías para Cantabria y Asturias que no caben por los túneles por los que deben circular exigía la depuración de responsabilidades políticas de primer nivel. Así lo ha entendido el Gobierno al forzar ... la renuncia del presidente de Renfe, Isaías Táboas, y de la secretaria de Estado de Infraestructuras, Isabel Pardo de Vera, que era la máxima responsable de Adif cuando fue licitado el contrato. Ambas dimisiones resultaban obligadas tras un fiasco de esa magnitud, sin justificación alguna y que no podía zanjarse, como quizás fuera el propósito inicial, con la destitución de dos cargos de menor entidad.

Publicidad

Obligado a aplazar una vez más la prometida mejora de un deficiente servicio ferroviario en ambas comunidades a tres meses de las elecciones autonómicas, el Ejecutivo intenta así recomponer su imagen, crear un cortafuegos en torno a la ministra de Transportes y acallar a los dos presidentes regionales afectados, con los que Raquel Sánchez se reunió ayer. Esta drástica medida no exime al Gobierno de explicar a la opinión pública cómo pudo producirse ese error de bulto, cuyas consecuencias pagarán miles de usuarios de Renfe.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad