Desde hace días, algunas ventanas exhiben corazones de cartulina verde para agradecer la impagable tarea de los sanitarios durante el infierno que estamos viviendo, y de paso exigir una sanidad pública de calidad. Los ciudadanos tenemos una deuda pendiente con ese colectivo que ha ... resultado indispensable en este tiempo de tanto dolor y tanta muerte, y los más de 50.000 profesionales contagiados en España no solo merecen respeto y agradecimiento sino el compromiso con sus reivindicaciones, que son las nuestras.
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Ellos han esperado pacientemente a que pasara lo más grave de esta crisis para recordarnos sus precarias condiciones de trabajo y lo mucho que han degradado la Sanidad los bárbaros recortes perpetrados por políticos que siempre encuentran cama libre en el hospital de referencia o en otro privado y caro. No es demagogia decir que el día que una autoridad pública, incluso de medio pelo, necesita ingreso y atención médica lo encuentra mucho antes que usted, desocupado lector.
Ya no es tiempo de aplausos desde la ventana o en la puerta de hospitales y ambulatorios; ni siquiera sirven los corazoncitos de cartón. Es tiempo de preguntar a nuestros políticos qué han hecho con la Sanidad que pagamos a escote, y si les parece justo y equitativo que ese auxiliar tan majo que se ha jugado (y volvería a hacerlo) la vida por nosotros cobre de sueldo al mes menos que un parlamentario en dietas.
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