Los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil arrojan una victoria de Luiz Inazio Lula da Silva que no le basta para cimentar su resurrección política, aunque sus más de 57 millones de votos (48,4%) acreditan el impulso de cambio ... que ya ha devuelto a la izquierda al poder en todos los grandes países de Latinoamérica.
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El aspirante a la reelección, Jair Bolsonaro (43,2%), obtiene un triunfo sobre las encuestas y casi un mes –hasta la segunda y definitiva ronda del día 30– para recabar apoyos entre pequeñas fuerzas más o menos afines que le permitan continuar en el palacio de Planalto con el cómodo respaldo logrado por su Partido Liberal en la Cámara de Diputados y el Senado.
También su oponente progresista está obligado a ensanchar su base política hacia el centro, y a formular a la vez propuestas de futuro que amarren su respaldo entre las clases populares, las mujeres y los jóvenes. De lo contrario, el férreo bloque de conservadores, evangélicos y terratenientes se beneficiará del auge mundial de la ultraderecha para seguir controlando la cuarta mayor democracia del mundo. Bolsonaro ya estaría reelegido de no tener enfrente a Lula.
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