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La democracia liberal que surgió con más fuerza después de la Segunda Guerra Mundial ha protagonizado la época de mayor estabilidad, crecimiento económico y bienestar social de la historia. Como cualquier sistema político y social ha sufrido también graves carencias y errores que sus representantes ... políticos no han sabido, podido o querido afrontar como se requería y han permitido que opciones tóxicas, dañinas, populistas y nacionalistas se hayan abierto camino en los diversos países occidentales creando una polarización muy peligrosa.
El devenir de los acontecimientos en países occidentales con la democracia tan arraigada como Estados Unidos con Donald Trump, del Reino Unido con Boris Johnson y el 'brexit'; en España con un presidente del Gobierno en manos de comunistas, independentistas y proetarras y en Chile, donde la polarización ha deparado un candidato de extrema izquierda y otro de extrema derecha son una muestra. Hay otros muchos ejemplos que podríamos traer a cuento, pero lo que es ahora prioritario es apuntar las razones fundamentales para que esta degeneración de la política se esté produciendo.
La causa más relevante es que no se ha defendido como se debe los principios y valores de la democracia liberal y no se ha trabajado día a día por la conservación de un sistema político y social muy positivo para la mayoría de los ciudadanos. Podemos ver cómo la ineficacia y la nefasta gestión de políticos mediocres que alcanzaron el poder gracias a su labor en el partido y la corrupción han sido los principales caldos de cultivo para que populistas y nacionalistas hayan logrado prometer lo que los más desfavorecidos necesitaban escuchar por sufrir severas desigualdades y aglutinar su apoyo y el de la clase media golpeada por la crisis.
A lo largo de los años muchos intereses inadmisibles se han cruzado en el camino de los intereses generales y lo que parecía imposible se ha producido gracias a las nuevas tecnologías y a las redes sociales. La ofensiva de fuerzas de extrema izquierda en América Latina utilizando redes sociales y una estrategia de descalificación y desestabilización tiene sus piezas a cobrar en Chile y el año que viene en Colombia, tras ganar en Perú y recuperar Bolivia. Solo Ecuador pudo resistir. Las democracias liberales deben recuperar la iniciativa, defenderse de la extrema izquierda y de la extrema derecha, utilizar las herramientas económicas, sociales y de comunicación a su alcance y ofrecer alternativas claras, viables y beneficiosas para todos. Sin complejos.
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