Demanda justa

Las movilizaciones convocadas por COAG y Asaja en protesta por los bajos precios a los que los agricultores y ganaderos se están viendo obligados a vender sus productos confluyeron ayer ante el Ministerio de Agricultura en Madrid, anunciando que proseguirán las manifestaciones. Es lógico pensar ... que el Gobierno estaba perfectamente informado del malestar creciente en el sector; y del propósito de las organizaciones profesionales de salir a la calle. Sin embargo, ha reaccionado como si se hubiese visto sorprendido por las protestas. El ministro Luis Planas reunió el lunes a las asociaciones representativas; en su comparecencia tras el Consejo de Ministros del martes expuso un detallado informe de situación, fijando pautas de salida para las dificultades que atraviesa el campo, incluyendo atajar la 'venta a pérdidas', incrementar la red cooperativa o apelar a la responsabilidad de los consumidores. Ayer, el presidente Sánchez dio una vuelta de tuerca a la postura mostrada por su ministro, advirtiendo de que la situación «es inaceptable para el Gobierno», emplazando a las grandes distribuidoras a hacer «autocrítica», y anunciando su intención de emplearse a fondo para impedir la previsible reducción de las partidas presupuestarias para la PAC y para los Fondos de Cohesión tras el 'brexit'. Mientras el ministro anunciaba diálogo con las empresas de distribución, el presidente las señaló como principales responsables de lo que ocurre junto a los aranceles estadounidenses. Mientras Luis Planas presentaba la negociación en la UE como terreno que laborar con especial dedicación, Pedro Sánchez se mostró más exigente que nunca ante su encuentro con Charles Michel, para hablar sobre el marco presupuestario de la Unión 2021-2027. Cuando el ministro de Agricultura diferenció las necesidades de la «clase media» agraria, respecto a las firmas exportadoras y a las explotaciones cuyos dueños compatibilizan con otras actividades, el presidente dirigió su mensaje a todo el sector, sin distinciones. Hay empresas agrarias que no pueden esperar mucho más tiempo. Pero ni la repentina hiperactividad del Ejecutivo Sánchez, ni su adscripción institucional a las justas vindicaciones del campo, ni una intromisión a voces en el mercado libre, ni un tono más alto ante Bruselas van a acelerar las soluciones. Todo lo contrario. Porque, como recordó el ministro, los agricultores y ganaderos de Países Bajos, Alemania o Francia están en la misma situación. Y España necesita de la UE para abrir sus mercados frente a los aranceles de terceros.