El Congreso de los Diputados con los escaños vacíos. Europa Press

Delirios de grandeza

Balas de fogueo ·

Los políticos se comportan como el señorito que contempla la viña o como el cacique destripaterrones que se sabe rodeado de deudores y advenedizos que le jalean y le ríen las gracias

Antonio Salinero

Valladolid

Lunes, 25 de enero 2021, 07:52

De un tiempo a esta parte vengo observando en el fatigoso gremio de la política una conducta torpe a fuer de poco edificante. Y es que algún camarada no ve otra manera de ganarse el respeto y el aplauso de la parroquia que vejando ... y despreciando al discrepante. La crítica es gaje del oficio y hay que cultivar las formas, pero ya decía Larra que no hay peor trato que el de las personas que se sienten con alguna superioridad.

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Ungidos por la gracia del líder supremo y una vez en el uso y disfrute de la vara de mando, se comportan como el señorito que contempla la viña o como el cacique destripaterrones que se sabe rodeado de deudores y advenedizos que le jalean y le ríen las gracias. Entonces hablan de sí mismos en tercera persona y nos perdonan la vida a diario. Gracias.

Viendo el plantel y el currículo de los que se dedican a esto, uno se pregunta, atónito, por qué ignotos vericuetos habrán llegado tan lejos. Al margen de su habilidad para trepar, supongo que han resistido unos cuantos estoques en la trastienda del partido, han sobrevivido a tensas sesiones de ruleta rusa y han apostado a caballo ganador.

En fin, yo pensaba que esa crispación en la prosa, que esa retórica vulgar, que ese trato vergonzante y desdeñoso al ciudadano era culpa de algún camorrista contratado al efecto para despotricar en su nombre por las redes sociales. Pero no, al parecer, los desplantes, los bloqueos y las palabras chuscas son de cosecha propia. Apaga y vámonos.

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