Durante un dilatado periodo central del tramo democrático que arrancó en 1978, la izquierda parlamentaria estaba formada por un PSOE consistente y por una Izquierda Unida testimonial y de reducidas dimensiones que en sus mejores tiempos alcanzó 18 escaños (en 1996 con Anguita de candidato) ... y en el peor solo tres (en 2004, con Llamazares al frente, e incluyendo a ICV). Por aquel entonces regía y estaba interiorizada la teoría del voto útil: mucha gente pensaba que su voto era más eficaz si se dirigía a uno de los dos principales actores del bipartidismo imperfecto. Después de unas vicisitudes que están en la mente de todos, se ha instalado el pluripartidismo, tras comprobarse que la dispersión del voto tiene también ciertas ventajas. Las divisiones de la derecha y de la izquierda se retroalimentan, ya que en España no parece que la derecha democrática sienta escrúpulos a la hora de aliarse con la extrema derecha: en Alemania, los conservadores consideran deshonroso confraternizar con los neonazis; en España, la derecha democrática no duda en aliarse con los neofranquistas.
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Este nuevo esquema, que tiende a ser cuatripartito ya que Ciudadanos está exhausto y es dudoso que sobreviva, plantea un equilibrio dual que previsiblemente regirá en el futuro, al menos durante un tiempo indeterminado. En este modelo ideal, seguirán compitiendo centro-derecha y centro-izquierda, disminuidos por la competencia del otro inquilino de su propio hemisferio político, aunque la mayoría para formar gobierno dependerá decisivamente de la potencia conjunta de las dos formaciones de cada bloque.
El PSOE tiene una larga tradición de poder, en la que ha hecho un esfuerzo fructífero para conciliar el progresismo fiscal con la normalidad económica liberal, sobre todo después de que la UE se convirtiera a las teorías de Keynes tras el austericidio innecesario y cruel de la primera crisis del siglo (2008-2014). En la legislatura actual, el PSOE representa el consenso socialdemócrata y Unidas Podemos el radicalismo social, en el sentido italiano o francés de la palabra 'radical'. La combinación de ambos está consiguiendo nada menos que una prosperidad económica relevante mientras se potencia el vector de la equidad, sin el cual la crisis sanitaria hubiera resultado insoportable y disolvente.
El 40 Congreso del PSOE, en cuya ponencia predomina un vector potente de descentralización y desconcentración, apunta a un horizonte federal. Al propio tiempo, es claro que Yolanda Díaz está poniendo en marcha una ambiciosa operación de frente amplio en el que Podemos sería la columna vertebral. En la izquierda, las dos opciones descritas han aprendido a convivir y sobre todo a negociar entre sí. Si se mantienen en este clima y no cometen errores, predominarán sobre una derecha que no solo no se ha puesto al día sino que se ha dotado de un lastre invendible en Europa que cuanto antes debería absorber o expulsar.
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