De Osa a Osa

Fue sideral y se me caen las lágrimas al imaginar que se puede repetir la constelación estelar, además sin saltar el charco, solo con quedarse en Madrid y esperar a que se constituya el parlamento que salga de las urnas dentro de tres días. Las estrellas de la bandera de la comunidad madrileña –siete que representan la Osa Mayor sobre la sierra de Guadarrama– tienen sus cinco puntas erizadas de la impresión ante lo que se avecina:un hemiciclo con Ayuso, Gabilondo, Mónica García, Monasterio, Iglesias y Bal.

Sin embargo, es más que probable que no podamos disfrutar de estos galácticos al completo; unos porque darán la espantada y otros al no reunir ese porcentaje del cinco, como las puntas de las estrellas, para ocupar un asiento parlamentario. La decepción nos va a dejar desinflados, cuando Gabilondo respire aliviado y vuelva a sus labores docentes, Iglesias retorne al chiringuito familiar que es su partido y Bal regrese al Congreso.

Será la Osa Mayor convertida en Osa Menor, cuyas siete estrellas se quedarán en tres –las del mango del carro–, para tirar de él, mientras las otras, apagadas en política, se irán a otra galaxia, donde las puertas giratorias.