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Eduardo Parra / EP
El espigón de Recoletos

Las últimas campanadas

«2024 nos ha infundado nuevos temores: el reparto de los millones del Consorcio de Compensación a los valencianos y manchegos va tan lento que, de lo que estamos bien seguros, es de que les (nos) darán las uvas»

David Felipe Arranz

Valladolid

Viernes, 13 de diciembre 2024, 06:56

La dana, que hasta la RAE admite ya como palabra de pleno uso (cosa que sorprende en la decantación centenaria del lenguaje), ha dado la «campanada» de este 2024 que ya toca a difuntos. El rumor de voces de los ahogados pronuncia el nombre ... fatal del político de turno, que hizo dejación de funciones, por omisión, claro, deliberada o distraída. Y en el Gobierno se lavan las manos con el barro de los muertos, porque llega la Navidad y hay que armar el belén, que ya llegan los Reyes Magos a este país, porque en esta tierra ya no hay caridad, ni nunca la habido, ni nunca la habrá, villancico con que Berlanga cerraba su navideña Plácido.

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En las teles los (i)responsables de programación borraron del mapa catódico a comienzos de este siglo glorioso el espacio infantil, que era sagrado y que también veían los mayores, porque les traía aires de infancia, que de eso se trataba al final. Pero ya ni eso, porque en Navidad los niños ven por la tarde a Risto Mejide, que les dice tocando la pandereta que «Todo es mentira», a Sonsoles y si zambomba de la mesa camilla o a Jorge, que hace un diario en directo en Telecinco de sus Barrabases y Herodes particulares. Adiós –hace décadas ya– a Epi y Blas, al pato Donald y a la Pantera Rosa cantando villancicos en los especiales navideños, cuyo recuerdo desafía a la ignorancia atrevida del consejero de parte, que hace lo que le da la gana en el canal y solo esparce oprobio televisual con la bajada de las temperaturas.

Al amparo de las campanadas de una Notre Dame renacida ya no aparecen ni siquiera por París nuestros Reyes, que reservan su «magia» para los problemas de aquí, donde la casta vanidosa del Congreso solo urde traiciones desafiando a jueces y fiscales, y ni un secretario de nuestra embajada se hizo la foto con Trump, Zelenski ni Guillermo de Inglaterra a orillas del Sena, no vaya a ser que los niños del coro nos inspiren un poco prenavideñamente. 2024 nos ha infundado nuevos temores: el reparto de los millones del Consorcio de Compensación a los valencianos y manchegos va tan lento que, de lo que estamos bien seguros, es de que les (nos) darán las uvas. Una manera a la española de recibir el año nuevo, claro: tocando la zambomba, ande, ande, ande... o no ande. Aunque de campanas y campanadas el que más sabía era el poeta inglés John Donne, que ya en el siglo XVII dijo aquello de que «por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti». Así que, mejor no preguntar.

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