![La tele, ese aliado eficaz del hombre político](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/07/13/Imagen%2086470515-ktGG-U200762985532M0F-1200x840@El%20Norte.jpg)
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La trasposición de la política en 'share', del servicio al pueblo en cuota de anunciantes, es el signo de nuestro tiempo. No hay líder carismático que no sea audiovisual y no hay medio audiovisual que no tenga su cuadra de líderes del postureo, lideresas de ... la autofoto monetizada y opinólogos de cabeza barata y tarifa cara. Ocurrió el lunes con los candidatísimos del bipartidismo, que se enfrentaron a cara de perro en Antena 3, en ese gran hotel de la televisión, debatiendo ambos verdades y mentiras, haciendo del plató un ring personal y de trajechaqueta, en la noche larga, insistente y calurosa de julio, derritiendo a cuarenta grados sus muchas miserias y pocas grandezas.
La audiencia halaga a los tontos, los baña en el aplauso colectivo y refuerza su idiocia por el poder de la pequeña (gran pantalla): los púgiles televisuales han convertido los problemas de España en armas arrojadizas, porque la tele es 'show business', morbo y metáfora de nuestro tiempo, despacho y mostrador de las miserias y las grandezas que disfruta la gente: el meme, la caricatura y el rechinar de dientes. La cohorte de pelotas, lagoteros y tiralevitas que salieron a abrazarse en la conclusión con los protagonistas es la foto del Poder: honores y halagos al héroe del espectáculo, un nervioso y desencajado Sánchez y un flemático Feijóo a lo Rajoy, que no es que no nos hayan dado lo que pedíamos –aspereza, fricción, ganchos y derechazos sin piedad a la mandíbula del adversario–, sino que no nos contaron lo que iban a hacer con esta España sin resolver.
Los sueños del 'marketing' político se han cumplido, solo que esta gran impostura que es la política actual va camino de convertirse solo en lo que compra y paga el personal, la subasta pública de sus señorías, y a eso se le llama populismo. De toda la vida.
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