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Alfred Hitchcock. El Norte
La Seminci es un gran invento: de Hitchcock a Wim Wenders
El espigón de Recoletos

La Seminci es un gran invento: de Hitchcock a Wim Wenders

«El cine, desde entonces, es un renacer de la sala umbrátil al luminoso paseo por la Fuente Dorada y la bajada de la Libertad, unos vinos de cinefilia por la Catedral, y una manera unánime de entender la existencia»

David Felipe Arranz

Valladolid

Viernes, 18 de octubre 2024, 06:56

Alfred Hitchcok vuelve a la Seminci con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, que bajo la batuta de Timothy Brock interpretará 'La muchacha de Londres' (1929), con partitura de James Campbell y Reginald Connelly. Además, los cineastas alemanes serán los protagonistas: Wim ... Wenders, R.W. Fassbinder, Margarethe von Trotta o Werner Herzog, junto a Christian Petzold, Valeska Grisenbach o Maren Ade. Y en la nueva sección «Constelaciones» se han programado los últimos filmes de Costa-Gavras o Mike Leigh, con descubrimientos como 'La semilla de la higuera sagrada', de Mohammed Rasoulof, y 'Bird', de Andrea Arnold. Sin olvidar la reposición de la checa 'Un domingo desperdiciado' (1969) de Drahomíra Vihanová o la sueca 'Woman Without Face (1947) de Gustaf Molander. Íbamos de niños y adolescentes al Cinematógrafo de la extinta Caja de Ahorros Popular, con Luis Martín Arias y Pedro Sáinz Guerra, en Fuente Dorada. Nos queda la cinefilia del estreno y el reestreno, sabiendo en el fondo que proyectan la película para nosotros y que nos ocurrían cosas maravillosas. Y todas aquellas películas de las matinés de los sábados nos hacían madurar: los besos y el amor, el crimen vívido y la muerte palpitante, los indios buenos y los vaqueros malvados, los grandes dramas europeos surgidos tras el monstruo nazi, el esperpento berlanguiano, las óperas espaciales, los espías de antaño y las mata-haris de hogaño, y tantas vivencias con las que íbamos aprendiendo para la vida. El cine, desde entonces, es un renacer de la sala umbrátil al luminoso paseo por la Fuente Dorada y la bajada de la Libertad, unos vinos de cinefilia por la Catedral, y una manera unánime de entender la existencia. Del cine de sombra y besos sabe un rato largo José Luis Cienfuegos: basta con besar los labios de Marilyn del cartel.

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