Secciones
Servicios
Destacamos
El fin de año es el recordatorio que vuelve siempre, el eco que nos van dejando en el alma los fieles de antaño, tan efímeros, como concebidos para este instante último, descubriéndonos hoy que en el gran calendario y en el santoral hay siempre una ... referencia al postrer día, pues que nacieron ya con esa alusión a la extinción tan estoica y tan barroca: la cuna y la sepultura de Quevedo besándose.
Aquella fiesta portasolina de las uvas y las campanadas va tocando a difunto el 31, especialmente desde la pandemia, de cuyo nombre nadie quiere acordarse, aunque ella es tozuda, avizora y va imprimiendo cada poco recordatorios para los nuevos muertos, haciendo la pausa celebratoria y en familia, su refrigerio breve y reponedor para los nuevos vivos, que después se enlutecerán. Porque tiene un punto de resurrección en el alba jolgoriosa esta última cena del año, un adiós al haber vivido y bebido con que rememoramos en el trasnoche todos aquellos «¿te acuerdas de cuando...?» y caemos embriagados con la tele puesta hasta que nos zarandean la melopea Johann Strauss padre, hijo y espíritu santo de la Orquesta Filarmónica de Viena.
La Nochevieja tiene la particularidad de que su celebración, tras la luminaria fugaz de la noche, deja un poco relegado al olvido el almanaque de los 365 días que pesan, al no poder archivarlos todos en el cajón los recuerdos íntimos con tanta recapacitación. A veces se agradece la amnesia resacosa del primero de enero, que en esto consiste el borrón y cuenta nueva. Es un respiro curioso este renacer anual, en el que iniciamos la decadencia tocando la pandereta y soplando el matasuegras en una despedida profana, el gran momento de la última campanada en que ya carecen de importancia qué ni a quiénes hemos dejado atrás, mientras asoma tímidamente la incertidumbre de a dónde vamos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.