F. Jiménez
El espigón de Recoletos

Al mal tiempo, buen vino

«La melé intelectual también se cuece en provincias, en esa barrica inmensa que recoge el sabio estancamiento de siglos y estiajes de mil añadas y todas las denominaciones de origen»

David Felipe Arranz

Valladolid

Viernes, 19 de mayo 2023, 00:51

Es de agradecer que en esta competencia infernal de ferias y vanidades se celebren encuentros tan sutiles y necesarios como el de la Feria Nacional del Vino (Fenavin), que coordina el poeta y periodista Manuel Juliá, que viste elegancias allá por donde pasa y pisa ( ... la uva) y es autor del reciente y sentidísimo 'Madre' (Hiperión), entre otros.

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Hombre bienaventurado, Juliá, en un clima llano y de hermosura, en el corazón tan cervantino que es Ciudad Real, convoca anualmente un sarao enológico que es el primero de España y referente internacional, haciendo congeniar allí a tan distintos genios del siglo como el cineasta Manuel Gutiérrez Aragón, el maestro Jesús Flores –Sherlock Holmes de los vinos–, el ilustre poeta Rafael Morales o Manuel Villanueva, que sabe tanto de televisión como de caldos excelsos, también autor de un libro precioso sobre el particular: Palabra de vino. Tuvimos el honor de que nuestro querido Moisés Rodríguez, rey de lo televisual y disfrutón de la cultura y la amistad a partes iguales, nos llevara a hablar de cine, «ese oscuro objeto del deseo», con Jorge Blass y Elvira Mínguez, nada menos.

Así que Fenavin se estofa de conocimiento y galanura por estas fechas, lejos del desasosiego, que viene a ser parada y fonda para el alma, para la conciencia y para tener bien presente que la melé intelectual también se cuece en provincias, tan internacionales por unos días, en esa barrica inmensa que recoge el sabio estancamiento de siglos y estiajes de mil añadas y todas las denominaciones de origen. Estamos viviendo sin apenas darnos cuenta esa obra del arte que es el vivir y el beber, y Juliá, gran sumiller de esto del estar, el contemplar, el escribir, y del delicado gusto, en definitiva –bendito sea–, nos reúne para recordarnos que a mal tiempo, buen vino.

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