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Pablo Martín / Efe
Los intelectuales y la política actual: el caso de Savater
El espigón de Recoletos

Los intelectuales y la política actual: el caso de Savater

Los intelectuales seducidos por estos políticos de lo confuso terminan rehenes del eslogan de un becario pelota, ignaro y mal pagado en Génova

David Felipe Arranz

Valladolid

Viernes, 3 de mayo 2024, 00:26

Alberto Núñez Feijóo ha fichado a Fernando Savater a sus 76 años para encabezar la lista del PP en los comicios europeos del 9 de junio. El filósofo otrora progresista ha sido el único intelectual de España que se enfrentó al terrorismo a tumba ... abierta y, por consiguiente, el único que denunció durante años la quiebra social en el País Vasco. Siempre ha alzado su voz en el mitin urgente e incluso en el peligro vital, porque convivían en el donostiarra la vocación política y los últimos coletazos de la Movida. Savater es el hombre de la libertad y, por tanto, lo convence y propone Feijóo, al que siguen buscándole el carisma, como «nuestro hombre en la UE». Los intelectuales como Savater se han quedado sin tribuna en esta España de la estofa de lo perdido, porque ya no los llaman ni a la tele, donde movían al personal a emulación y despertaban vocaciones incluso entre los más pequeños en 'La bola de cristal'. El riesgo de que personajes de su talla formen parte de una lista de estos partidos es juntarse con toda esta peste de dinastías parasitarias, y ahí está, de pronto, Savater subido a las alas de la gaviota gallega, recién cesado y cesante de su columna de El País y recibido con los brazos abiertos por la comodísima oposición. Piensa más –creemos– un intelectual que un político cuando vive y actúa cabalmente, al margen de la trifulca y la propaganda, sobrevolando tanta miseria 'politiqués' y paga extraordinaria de escaño: nuestra clase pensante ya piensa en su jubilación y el recambio, horror, es un Premio Planeta o un telepredicador. Los intelectuales, maestro, los intelectuales seducidos por estos políticos de lo confuso terminan rehenes del eslogan de un becario pelota, ignaro y mal pagado en Génova, como los pájaros son rehenes de las fuentes, que decía Paul Eluard: el oro entre el latón.

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