Fiscaliza, que algo queda

Si sentimos la libertad de información en España con tan profunda convicción, es porque nos hemos diferenciado los periodistas y los periódicos entre nosotros, sobreponiéndonos a una verdad única proveniente del Poder. Si todos fuésemos igualmente fiscalizados en nuestras informaciones y opiniones, fiscalizados por el Gobierno, no funcionaría el mecanismo democrático de la opinión pública ni la labor periodística tendría ningún sentido, porque en todas las redacciones se difundirían las notas de prensa del Ejecutivo. El deseo de colocar este 'plan' frente a la ciudadanía, este producto de observación, vigilancia e intervención es el camino más descarado de lo supremamente antidemocrático. Amordazar los medios privados o estrangular y medir sus ingresos es una aberración y este nuevo anuncio solo nos sirve como contraste del régimen político que se avecina, en el que nos quieren a todos igualmente informados, mediocres, mediatizados y neutros. Como el jabón de la lavadora o el monclovita, que lava más blanco.