España, cuna de todos los vicios según la UE

Entre lo más simbólico de esta España inolvidable figuran los golfos que desde tiempo inmemorial merodean por tascas, garitos, galpones, bodegones y estanquillos. Estos personajes que fuman y beben sin tacha se nos han fijado en el recuerdo, pues con la disculpa del «vamos tirando» ... y «se hace lo que se puede», ya volvían entre copas y tapas, comidos y bebidos, con rostro cárdeno y equilibrio tambaleante al hogar, etílico hogar. En la vallisoletana Casa Onsurbe de Montero Calvo, cuyas paredes estaban jalonadas con unas gigantescas tinajas centenarias, más de una rata saltaba de barrica en barrica sobre la mugrienta pátina de los siglos. Ahora, el Ejecutivo comunitario y la OCDE han elaborado un informe que asegura que España padece unos altos índices de tabaquismo y de consumo de alcohol, mala calidad del aire y desigualdades educativas en hábitos saludables, por encima de la media comunitaria. Los atezados españoles bebemos 12 litros de alcohol al año, media bastante superior a la de la UE. La vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea para la Transición Limpia, Justa y Competitiva, Teresa Ribera, dice que las nuevas directrices de la vieja Europa nos quieren limpitos, ecuánimes y modernos, planes que casan difícilmente con nuestro espíritu indómito. La chavalería hace el botellón, a pesar de los 600 euros del multazo, porque es más barato y transcurre todo a la intemperie del invierno, mientras el fuego arde por dentro. Nuestros borrachos vienen muy de lo antiguo: habitaban cantinas y leoneras de retrotiempo, donde se iban licenciando en el vivir y el trasegar, porque la vida no es más que un buen o mal trago. España es un país de bares y fumetas de mucho vicio, aunque nos vistan de potencia 'number guan' del I+D+i: la tentación de la asepsia europea que nos vigila.