Dos santos ante unas malvadas hormigas

Como somos tan berroqueños, los candidatísimos han acudido por turno a hablar con el gurú del entretenimiento Pablo Motos y unas maliciosas hormigas que dicen chistes y ocurrencias, visita que deciden los jefes de gabinete en busca ansiosa y a contrarreloj del voto. Sánchez «Handsome», a lo rojo de salón, lo negó todo como Sabina, sin saber pedir perdón, sin temor a la hemeroteca. Núñez Feijóo se quiso rural y provinciano, sabe ya qué vicepresidenta va a regir nuestras vidas y va a quitar «seis o siete ministerios», depende de cómo se levante ese día. Debemos al cacao mental de nuestros dirigentes esta ola de desquiciamiento que nos invade, la escasez de sentido común y la crisis del personal, pues el españolito que pone la tele y ve estos espectáculos de risa y pasatiempo, sigue tan liado y confuso como antes. Que de eso se trata, a fin de cuentas: de que uno vote mientras estos «santos» nos hacen luz de gas para ir tirando ellos y que el carguito les dure para ir cobrando. Que la vida se ha puesto muy cara y los pañales –y la gasolina– se han puesto por las nubes.