India, la 'Joya de la Corona' del Imperio Británico, logró su independencia hace 76 años y acaba de alunizar con éxito su misión Chandrayaan-3, sobre el polo sur lunar. Un objetivo deseado por las demás potencias espaciales, por la posible existencia de agua, y ... precedido por un intento ruso fracasado. De la Luna a la Tierra ha llegado un mensaje sobre la capacidad tecnológica de la mayor democracia planetaria, una nación en especial compleja por su cultura, la diversidad de su hábitat y su economía. Hace tiempo que es capaz de conseguir brillantes resultados con recursos limitados; se la considera la 'farmacia de los pobres' por ser la referencia de difusión global farmacéutica, mediante la producción masiva de medicamentos genéricos; así como su creciente producción industrial o el emporio cinematográfico de Bollywood… Su presencia planetaria la convirtió en miembro fundador de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), grupo de países «emergentes» fundado en 2009, cuyas economías pretenden constituir un contrapeso a la hegemonía occidental. Según los datos del Banco Mundial en 2020, respecto a un PIB global de 84.679.924 millones de dólares, USA produce el 24,67%, seguida por la UE con 18,06% y China con 17,39%. En conjunto, el PIB de los cinco BRICS (Sudáfrica se añadió en 2010) ascendía al 24,38%, previo a la última ampliación; con las recientes incorporaciones de Arabia Saudita, Argentina, Irán, Egipto, Emiratos Árabes y Etiopía, que aportan un 2.51%, el PIB- BRICS ascendería al 26.89% en 2020, pero otras estimaciones actualizadas lo elevan a un tercio. A estas alturas, pueden parecer opinables los criterios para calcular el PIB, pero el Banco Mundial es una referencia desde su fundación en 1944, en Bretton Woods y ese modelo pretenden cambiar los BRICS, con un crecimiento superior al occidental y ampliando sus asociados.
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China asume un liderazgo indiscutible sobre la estrategia BRICS y no oculta que su objetivo final es alcanzar su hegemonía planetaria; para ello plantea las ampliaciones de la opción BRICS, pues hace tiempo que valora la potencialidad estratégica que aportan, más allá de los aspectos económicos. La escalada de precios de las materias primas, iniciada poco antes de la pandemia, no es ajena a los reajustes de las nuevas emergencias económicas. Los nuevos BRICS controlan mercados de materias primas tan importantes como las energéticas, lo que redobla el interés por las energías renovables y dificultará el control de la inflación en Occidente. La diplomacia China ha logrado hechos tan sorprendentes como lograr el respeto de los talibanes, o auspiciar la reanudación de relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán, un ascendente impensable para la diplomacia occidental… En esta visión estratégica, a las nuevas potencias no les preocupan los Derechos Humanos, en particular los de la mujer, lo que facilita acuerdos entre ellos. Lamentablemente, la Democracia sufre un retroceso global, incluso con importantes tensiones internas en los países occidentales.
El 'Choque de Civilizaciones'fue propuesto hacia 1993 por el politólogo Samuel Huttington, que planteó un nuevo escenario siguiendo el pensamiento de A. J. Toynbee, que consideraba la religión como el factor más determinante de las Civilizaciones, lo que le lleva a distinguir nueve diferentes: Subsahariana, Latinoamericana, Sínica, Hindú, Budista, Nipona, Occidental, Ortodoxa e Islámica; pero esos límites no siempre son estables. Pueden producirse acercamientos o alejamientos entre culturas y resultar alianzas variables. El conflicto de Ucrania surge por su voluntad de cambiar hacia el bloque occidental y Rusia, la civilización Ortodoxa, interviene militarmente, como ya lo hizo en otras repúblicas más pequeñas, como Georgia. Tras un breve período optimista en los años 90, después del final de los bloques de la guerra fría y la visión de Francis Fukuyama de 'El Final de la Historia', los hechos parecen reforzar la tésis de Huttington.
«No hay mayor victoria que cuando se reduce al enemigo sin lucha», afirma Tsun Zu. La espectacular transformación de China, iniciada hace treinta años, avanza a toda máquina en su camino hacia la hegemonía global, favorecida por la crisis interna de la primera potencia occidental: los USA, bajo la oleada de irracionalidad surgida del populismo 'trumpista', expresión de profundas y crecientes divisiones internas. Mientras, China extiende sus tentáculos con discreción implacable y continuada, pero dotándose de un poderoso ejército asentado sobre datos tan llamativos como su producción de acero: el 56,71% del total mundial. Habrá que ver qué papel asumen los demás BRICS dentro de esta escalada pero, en el horizonte, se adivina un mundo con mayor multirateralidad, aunque también cabe una estrategia de disuasión por asfixia, conforme a la afirmación de Tsun Zu. El 23 de agosto alunizó Chandrayaana 3, al día siguiente se ampliaron los BRICS; son dos mensajes, de la Luna a la Tierra y desde Sudáfrica, que Occidente no puede ignorar, porque supone una nueva visión de la globalización.
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