![Daños colaterales](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202010/13/media/cortadas/GF4CNR32-kaRE-U120439480748LgG-1248x770@El%20Norte.jpg)
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La pandemia que sufre el mundo desde el comienzo de año es un golpe muy duro que demuestra la necesidad de afianzar en bases más sólidas los fundamentos de nuestras sociedades. No solo se trata de pensar en las necesidades de tener una buena sanidad ... con suficientes profesionales y el material adecuado para afrontar este tipo de desafíos y amenazas; tampoco se trata de aspirar a una economía perfecta que funcione sin sobresaltos y cree todos los empleos necesarios y dignos en cada país, el problema es más profundo, se trata de los principios y valores en los que se basa cada sociedad, cada país, cada continente, en definitiva, nuestra civilización.
El 'low cost' había democratizado el acceso de millones de personas a servicios de todo tipo que antes solo podían disfrutar los más favorecidos pero su desarrollo, totalmente necesario para la convivencia y la justicia en el mundo, se había basado en planteamientos de máxima rentabilidad al menor coste. Se había producido una peligrosa desindustrialización en regiones del mundo muy desarrolladas que utilizaban una gran potencia como China para producir todo tipo de cosas, desde mascarillas, a repuestos de automóvil, teléfonos móviles, zapatos, juguetes, etc. Con el coronavirus se ha demostrado que, si China se para por la causa que sea, en este caso la covid-19, se para la economía en Europa y en buena parte de Estados Unidos y otras regiones del mundo.
Además, cuando estos países tienen la necesidad urgente y perentoria de fabricar algo tan elemental como una mascarilla comprueban que no tienen las máquinas para hacerlo, ni siquiera la materia prima, ni los profesionales adecuados. A pesar de la mala gestión política de los dirigentes de demasiados países, la reacción de la sociedad, de cada ciudadano en particular, ha permitido en la mayoría de los casos, plantar cara a un virus que ha demostrado que no es nada fácil de combatir y que va a exigir unos esfuerzos y sacrificios individuales y colectivos cuantiosos y que supone uno de los mayores retos planteados a la humanidad desde el desastre de la Segunda Guerra Mundial. La movilidad de las personas es la primera gran víctima causada por las medidas imprescindibles que hay que adoptar para evitar la propagación de los contagios, el colapso de los hospitales y, lo que es lo más trascendente, la muerte de más personas.
Lo que no es admisible es el caos político que confunde a la población y destruye la confianza en unos dirigentes que solo piensan en sus próximas elecciones. Daños colaterales del coronavirus.
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