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Las otras curvas
Ricón por rincón ·
«Habrá un día 'cero', eso es seguro. Existirá con certeza una jornada en que de nuevo sonará el despertador y habrá que cruzar la puerta para navegar por una sociedad que, salvo sorpresa, será más desconfiada»Secciones
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«Habrá un día 'cero', eso es seguro. Existirá con certeza una jornada en que de nuevo sonará el despertador y habrá que cruzar la puerta para navegar por una sociedad que, salvo sorpresa, será más desconfiada»Desde los balcones, medio planeta tira de una cuerda imaginaria buscando conseguir que doble la curva que generan los casos afectados por el temido coronavirus. Y la lucha es titánica, cada uno aportando lo que puede, ingenio, paciencia, compañerismo, ánimo, entrega, tesón y ... rearme cuando las fuerzas parecen llegar a su fin... Hoy no hay un objetivo más noble que sumar tensión a ese ingenio imaginario que permita, más pronto que tarde, el fin de la curvatura, que su inclinación hacia el cielo comience a girar atraída por el empeño y la fuerza de la gravedad. Se trata de la primera curva a la que habrá que doblegar, pero ni de lejos la última. Superada ésta, en el momento en que lo esté, la sociedad en general se enfrentará a retos igualmente trascendentales, pero en escenarios bien diferentes.
Habrá un día 'cero', eso es seguro. Existirá con certeza una jornada en que de nuevo sonará el despertador llegado el fin de la madrugada y habrá que cruzar la puerta para navegar por una sociedad que, salvo sorpresa, será más desconfiada, temerosa, débil y sometida a unos rigores económicos que aún hoy no alcanzamos a imaginar.
Nos veremos entonces ese día 'cero +1', ese choque frontal con la realidad, con una nueva curva. Hay quien apuesta porque entonces la temida curva será una 'uve', un repunte brutal y directo, sin concesiones, como si la sociedad estuviera con la mecha encendida y el barril de pólvora saltará por los aires un segundo después del banderazo de salida. Demasiado bueno, como para ser verdad. En el polo opuesto se han asentado un buen número de economistas que ya advierten de la llegada de una 'ele mayúscula', un desplome sin precedentes, sostenido en el tiempo, con paralelismos a la crisis del 2008 y con serias dificultades para elevar una curva tan tremenda. Demasiado malo y pesimistas, ninguna sociedad se merece un castigo así, sería como dos plagas consecutivas, una merendándose los pocos restos que han quedado de la anterior, la pobreza en toda su extensión.
Si hay una coincidencia mayoritaria es que ese 'día después' de la crisis debería tender hacia una 'u' en toda regla, una caída libre, un rearme paulatino y extendido de forma limitada y un crecimiento asentado y firme a continuación. Que así sea, que esa previsión de crecimiento se convierta en real y se mantenga en el tiempo, tendrá que ver no solo con el poder de tensión ejercicio desde quienes hoy salen al balcón sino de quienes desde las administraciones públicas tienen que gestionar las variables económicas en forma de medidas que esencialmente prioricen el rearme de las empresas (y los autónomos son empresa), sean pymes o grandes estructuras productivas.
Una década atrás, la misma sociedad que ahora precisa de auxilio y respaldo, fue exprimida para salvar el sistema financiero. Fue, entonces, una medida tan dolorosa como necesaria porque dejar caer la banca suponía el caos y la fractura del sistema tal cual era y es conocido. El Covid-19 ha provocado ahora que el escenario gire ciento ochenta grados y es la sociedad la que precisa que el mismo sistema al que entonces lanzó un flotador se lo devuelva con nuevas fórmulas económicas que permitan la estabilización en primer término, la reactivación un minuto después y el crecimiento en el siguiente paso.
El sistema económico, en su conjunto, no puede ser ajeno a la realidad. Hoy todos vamos en el mismo barco y las opciones son sencillas y realistas: o navegamos juntos, o nos hundimos juntos. Y la primera parte me atrae mucho más.
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