José Carlos Díez

El cura y la vida

«La historia de los fiascos industriales para la provincia leonesa nunca fue tan desternillante como la llegada de Biomédica, una prometedora empresa del sector farmacéutico»

J. Calvo

León

Domingo, 20 de diciembre 2020

La abuela Pepa consumió los últimos días de su vida en el hospital. Allí cumplió los 104 años y hasta allí llegó desde su domicilio, en el que había vivido sin ser dependiente hasta ese mismo instante.

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Su larga trayectoria vital la hizo conocer todo ... tipo de circunstancias, penurias en realidad. Tuvo que salir adelante vendiendo leche en el centro de León, hasta donde llegaba a lomos de una burra, por no hablar de los momentos en los que el campo castigaba su salud, la dura vida para sacar a la familia adelante en los tiempos de hambre y penas, o cuando tuvo que recorrer la plaza del pueblo levantando mantas para ver si bajo alguna de ellas encontraba el cuerpo de su marido con un tiro en el pecho. Fueron los años de la Guerra Civil.

Con todo supo avanzar en el camino mientras la vida la llenaba de arrugas y vivencias casi al mismo tiempo. Anécdotas, también. Siempre recordaba, ante el empobrecimiento de León, la oportunidad perdida por el hecho de que la Fasa no se instalara en León. «Da mucho trabajo», decía entonces.

Y claro que es así. La industria del automóvil siempre ha enriquecido su entorno. Pero no en León, aquí no. Pepa, con una memoria prodigiosa, recordaba a sus nietos cómo avanzados los 40 el cura del pueblo demonizaba en sus sermones a la Fasa hoy reconvertida a Renault. «Si viene esa fábrica de coches para aquí las vacas se morirán por los humos que provoca», les decía. Palabra de cura. Y en el pueblo, todos tenían vacas.

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Años más tarde un presidente del Gobierno prometía para La Virgen del Camino una escuela de pilotos militares que haría de la base aérea de esta localidad una referencia nacional. Allí llegarían los entonces nuevos F-18 y sus caballeros pilotos.

El proyecto fue una promesa electoral que nunca llegó a concretarse, jamás. Claro que para entonces los leoneses, tan nuestros, ya habían creado varias plataformas de oposición ante el ruido que provocaban los aviones que nunca llegaron.

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Pero la historia de los fiascos industriales para la provincia leonesa nunca fue tan desternillante como la llegada de Biomédica, una prometedora empresa del sector de la farmacia que hizo comprar al Ayuntamiento hectáreas y hectáreas de terreno en el alfoz de la capital para su instalación. Biomédica era prosperidad, futuro y riqueza. Quizá su presencia, se advertía, compensara la lamentable pérdida de la Fasa.

En esa ocasión el Obispado no criticó la apuesta empresarial y envió a un representante de Dios a bendecir la primera piedra con todo el boato del momento. Nada germinó de aquella piedra salvo las malas hierbas. Años más tarde fue localizada mientras se abría una zanja para la mejora de un colector.

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Con esos antecedentes nada extraña lo ocurrido esta última semana. Hace exactamente diez años se iniciaron los proyectos de integración de Feve en la capital y el desarrollo de la Ciudad del Mayor, una promesa de Zapatero con el inmueble ya levantado y con un director contratado. Una década después el Gobierno ha anunciado que los proyectos ejecutados y casi terminados, ya no sirven. Han caducado. Habrá que realizar unos nuevos y, quizá, esperar otros diez años.

Mientras, Ciudadanos ya advierte que el proyecto de Torneros, un macroparque industrial en el sur de León capital al que la provincia fía su futuro, no sirve porque ahora debería ser 'ecológico'. Lo dice cuando nada puede haber hoy más ecológico que Torneros: después de otra década de espera solo hay hierba, viento y silencio. Más ecológico, imposible.

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