Cultura de cancelación

Contrasta este galardón, unido a un gran reconocimiento público por la sociedad civil y la prensa, con el ostracismo al que se ha sometido a Plácido Domingo, sobre quien no ha recaído nunca sentencia judicial alguna -lo que indica que no ha tenido ocasión de defenderse- y quien ha sido acusado del más clásico de los machismos: el llamado sexo fuerte domina y manipula al sexo débil. Ello ha provocado que se le aplique la 'cultura de la cancelación': Domingo es un réprobo.

No voy a romper una lanza por Domingo, ni siquiera a lamentar que pague esta onerosa multa social que le ha impuesto arbitrariamente la colectividad. Simplemente quiero poner de manifiesto que la constitución prohíbe los tribunales de honor y que si quienes han sido condenados en firme por delitos contra la mujer han de ser reprobados sin contemplaciones, en los demás casos habría que mantener al menos cierta presunción de inocencia porque el 'delito de banquillo' y el 'delito de telediario' casan mal con la sutileza de nuestro sistema de libertades y con nuestros derechos humanos. Se puede ser muy firme en la defensa a ultranza de la mujer sin violentar las pautas del Estado de derecho.