Cuatro negritos

¿Quién es el culpable? ¿Dónde estaba usted cuando la víctima fue asesinada? La campaña que ya ha empezado –aunque oficialmente no lo haga hasta primeros de noviembre– no tendrá para ellos otro objetivo que demostrar su inocencia, su ausencia de responsabilidad. Así nos pasaremos los próximos dos meses, con Sánchez culpando a Iglesias, a Rivera y Casado; con Iglesias culpando a Sánchez y a Rivera; con Rivera culpando a Sánchez; con Casado culpando a los otros… Vox no tiene protagonismo en esta película, su papel promete ser muy secundario. Y es que, además de quitarse de encima el muerto, de que Poirot –el electorado– no les señale con dedo, confían en heredar los votos del culpable. Todos son sobrinos de la víctima, parientes en los que prima la ambición por encima del dolor. Más que una campaña electoral, lo que se avecina es un juicio y el veredicto se hará público el 10 de noviembre.

Y ahí es donde entramos nosotros, los votantes, el jurado, el juez. Poirot, por seguir con la Christie, defendía la máxima unamuniana de la verdad antes que la paz. Y no está mal, pero nuestro deber es elegir un gobierno, no un culpable. Nos lo van a poner muy difícil, se nos tornarán odiosos por su machaconería, su cinismo, su encuestitis, sus mentiras, su incapacidad… Pero nuestra tarea es votar por la España que queremos, por el mundo que deseamos; decidir quién o qué partido representa mejor nuestro ideal. Ya sé que es complicado, pero esa ha de ser nuestra coartada. Y la pena es que no hay mucho donde elegir.