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Hay dramas apocalípticos escondidos en los teclados de los ordenadores, en su memoria interna mejor. Hay piezas informáticas que esconden secretos inconfesables, conversaciones que, de trascender, alterarían el orden establecido y alguna otra de carácter mucho más humano y mundano. Entre los circuitos informáticos se ... esconden declaraciones de amor perdidas en el tiempo, deseos envueltos en forma de pecados capitales, delitos de guante blanco y otros cometidos sin guante. Si los ordenadores hablaran... más.
Existe la extraña idea de que todo se puede esconder en entre los 'unos' y los 'ceros' que generan el álgebra digital. Y se puede esconder todo, menos la verdad. En ese mundo virtual se mueve a golpe de torpeza el Partido Popular, una de esas formaciones políticas empecinada en convertir sus memorias digitales en un campo de investigación permanente.
Los peritos judiciales se conocen al dedillo el camino hasta Génova 13, donde siempre son recibidos con una mueca a modo de enfado y un 'no' por respuesta. Eso viene de lejos, en concreto desde los tiempos de Bárcenas, cuando el tesorero decidió hacer todo tipo de anotaciones para reflejar las fechorías que se cometían bajo el ala de la gaviota. Hubo que recurrir al martillo y el cortafríos para desmontar aquel lío porque la informática resiste a todo menos a los ataques a base de maza y punzón.
Ahora es el PP de León quien se ha encargado de volver a poner la dirección de Génova 13 en el GPS de los peritos judiciales. Los populares leoneses son así. Desde hace meses se sabe que el presidente provincial alcanzó la cima de la presidencia provincial a base de trampitas, trampas, tramponazos, pero nadie ha querido investigar el asunto.
No es que lo suyo fuera una alteración de un proceso electoral interno de manual sino que además quedó grabado en sus audios cómo se hacía aquella chapucilla tipo proceso electoral en Venezuela. El agraviado acabó llevando a la Justicia el asunto y hoy todo ha derivado en un procedimiento judicial abierto que ya tiene fecha para el juicio en sala. Y así, once militantes, cargos y excargos tendrán que declarar ante el juez en el mes de febrero.
Y no es lo único: en los altavoces de la sala se podrán escuchar los audios del hoy presidente del PP de León dejando ver cómo se pueden comprar votos y cómo se pueden alterar los censos de una formación política.
Y no todo acaba ahí. Para entonces, se supone, un nuevo informe del perito judicial estará sobre la mesa. En el surrealista mundo del PP la juez titular ha tenido que ordenar que, por segunda vez, el perito judicial acuda a Génova acompañado, esta vez, por los dos letrados de la causa. Esta vez irá con testigos, así que si le vuelven a dar con la puerta en las narices serán tres con las narices coloradas. Y tres ya son multitud.
Todo este lío en la antesala de una cita electoral. Cuando el PP precisa de más limpieza y serenidad hay una provincia, León, y una comunidad, que provoca dolores de cabeza a nivel nacional. Será interesante ver cómo el PP lidia este asunto, será divertido ver lo que declaran los testigos y mucho más disfrutar de la enorme aventura que supone encajar un usb del juzgado de nuevo en el ordenador central del PP nacional.
Existe en el seno del PP una especie de tendencia natural a complicarse la vida a dinamitar sus propias estructuras. Y León, como casi siempre, es el mejor ejemplo.
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