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Miguel Delibes usaba en sus libros una expresión recurrente. Cuando alguno de sus personajes hablaba de un éxito popular majestuoso decía que tal o cual personaje había recibido una ovación digna de 'Cagancho en las Ventas'. Cagancho fue un torero exitoso que consiguió, como el ... propio don Miguel recordaba, una de los más ruidosos triunfos en la que los taurinos llaman 'La Catedral' del toreo. Pero no es esta la frase que, probablemente, ustedes identifican con Cagancho sino otra que se utilizó cuando el torero tuvo una desastrosa tarde en un pueblo de Ciudad Real y que aún se usa para definir una acción que ha hecho quedar mal a un personaje. «Quedó cómo Cagancho en Almagro».
Me vale la anécdota para aquello de lo que quiero hablarles. En 1983, Francis Ford Coppola, para tratar de recuperarse de su catástrofe económica de crear Zoetrope Estudios y estrellarse con 'Corazonada', hacía dos películas pequeñas y deliciosas: 'La ley de la calle' y 'Rebeldes'. Sus repartos, jóvenes casi principiantes, crearon una generación a la que se conoció como la 'pandilla de mocosos' que reinaría en los 80 como las más taquilleras estrellas. De 'Rebeldes' salieron Matt Dillon, Ralph Macchio, Rob Lowe… hasta Michael J. Fox hace un pequeño papel, tan pequeño como el actor del que realmente se hablaría más durante los años: Tom Cruise.
Tom supo aprovechar el éxito de esta película y del taquillazo que fue 'Risky Bussiness', para favorecer las películas de los autores y actores a los que amaba. Con los hermanos Scott hizo 'Legend' y 'Top Gun'. Enseguida empieza a construir una carrera que le lleva a trabajar con Scorsese, Paul Newman, Dustin Hofman, Oliver Stone, Robert Duvall, Jack Nicholson, Sydney Pollack, Gene Hackman, Neil Jordan, Brian de Palma, Stanley Kubrick, Paul Thomas Anderson, Steven Spielberg, Michael Mann, J. J. Abrams, Robert Redford, Bryan Singer, Brad Bird…
Nada de esto parece importarle al público que, de manera periódica, cae sobre su figura para minimizarla o, si puede, ridiculizarla, ya sea por sus creencias, ya por sus manifestaciones de amor trotando sobre un sofá. Hace poco le hemos escuchado indignado con unos trabajadores de su nueva película por no cumplir las normas de seguridad de la covid, desesperado porque alguien ponga en riesgo aquello por lo que realmente ha vivido, hacer películas. Probablemente siga regalándonos joyas del entretenimiento y del buen cine, pero ya les digo yo que se morirá escuchando hablar de Almagro. Por eso este artículo, para que, al menos, algunos recordemos sus ovaciones en las Ventas.
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