La infertilidad afecta a una de cada seis parejas, así que probablemente tengas cerca a alguna pareja a quien le está costando quedarse embarazada. Si es así, procura reconocer su problema y validar sus emociones. Pero, sobre todo, ¡no le digas que cuando se ... relaje, se quedará embarazada!
Recientemente se ha celebrado el día mundial de la (in)fertilidad (*), un hecho vital estresante. Las pruebas médicas, los tratamientos, la presión y la incomprensión del entorno, etc., son claros estresores para la pareja, y en ocasiones, pueden llegar a provocar un trastorno de ansiedad. Evidentemente, el tratamiento del estrés y de la ansiedad es importante para recuperar el bienestar emocional y también el físico, pero no «embaraza» por sí solo.
Todos sabemos qué es el estrés. Probablemente muchos lo hayamos sufrido en algún momento de nuestras vidas. Ante una amenaza (ya sea física o emocional), el cerebro libera una hormona (la ACTH) que va a ejercer su función en las glándulas suprarrenales. Estas glándulas son las encargadas de liberar cortisol, la hormona del estrés, que pone al cuerpo en modo supervivencia, nos prepara para huir o para enfrentarnos con esa amenaza. Una vez pasada la amenaza, vuelve a valores normales.
Si el cortisol se mantiene elevado más tiempo del necesario (por ejemplo, porque se mantiene la amenaza), se desequilibran muchas funciones de nuestro organismo. Como el cuerpo es muy sabio, si se encuentra amenazado va a priorizar las funciones imprescindibles para sobrevivir y la reproducción no es precisamente una de ellas.
Esa frase lo único que va a hacer es incrementar su sentimiento de culpa por no estar «más tranquila», pensando que la ausencia de embarazo es debida a su estrés
Ese exceso de cortisol mantenido en situaciones de estrés crónico, inhibe la secreción cerebral de la hormona GnRH, conocida como la hormona del embarazo. Como consecuencia, la secreción de las hormonas FSH y LH, que regulan el ciclo femenino, también se inhibe, comprometiéndose la ovulación. Y sin óvulo, no hay posibilidad de embarazo. No obstante, los estudios científicos indican que el estrés breve, de tiempo limitado, no parece impedir la consecución del embarazo.
Desgraciadamente la infertilidad suele ser multifactorial y la gran mayoría de las veces no se debe única y exclusivamente al estrés. Por eso, «relajarse no embaraza por sí solo». Alteraciones como la endometriosis, la obstrucción de las trompas, el varicocele, la azoospermia, etcétera, pueden estar provocando que ese embarazo no llegue. Así, si una mujer tiene las trompas obstruidas, por mucho que se relaje no conseguirá el embarazo si no se somete a una cirugía para desobstruirlas. Lo mismo ocurre si su pareja tiene una azoospermia (ausencia de espermatozoides en el eyaculado). Aunque se relajen, no conseguirán el embarazo porque no hay espermatozoides disponibles. Si sólo dependiese de relajarse, cualquier pareja conseguiría el embarazo tras unas vacaciones. Y no es así.
Decirle a una mujer que cuando se relaje se quedará embarazada implica minimizar el problema de la infertilidad. Puede que lleve tiempo haciendo todo lo posible para conseguir el embarazo, incluido relajarse. Esa frase lo único que va a hacer es incrementar su sentimiento de culpa por no estar «más tranquila», pensando que la ausencia de embarazo es debida a su estrés.
Quizás conozcas a algunas parejas que decidieron adoptar o dejar de intentarlo y, que de pronto, se quedaron embarazadas. Es muy frecuente que en su entorno les digan: «¿Lo veis? Eso es porque ya os habéis relajado». Lo que os acabo de explicar sobre cómo afecta ese comentario también se aplica a estas situaciones. Y conviene ser prudente. En la mayoría de las ocasiones no se sabe por qué ha ocurrido ese embarazo. La vida tiene una parte de misterio que los médicos no hemos logrado desvelar. E igual que ocurren embarazos en situaciones muy estresantes (por ejemplo, en una guerra), también ocurren en situaciones de calma y tranquilidad.
(*) La infertilidad se refiere a la situación en la que se produce la fecundación, pero el embarazo no llega a término (se produce un aborto) tras un año manteniendo relaciones sexuales. Cuando en ese tiempo ni siquiera se produce la fecundación, se habla de esterilidad. A nivel divulgativo, se suele utilizar el término infertilidad para referirse a las dos situaciones.
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