Una crisis total
Editorial ·
No tiene sentido que medidas ya previstas para sucesivos días se mantengan en reserva, esperando que sean los ciudadanos quienes se adelanten a los acontecimientosSecciones
Servicios
Destacamos
Editorial ·
No tiene sentido que medidas ya previstas para sucesivos días se mantengan en reserva, esperando que sean los ciudadanos quienes se adelanten a los acontecimientosEl presidente del Gobierno y otros responsables institucionales, como el alcalde de Madrid, apelaron ayer a la responsabilidad de los ciudadanos para hacer frente al ... Covid-19, modificando drásticamente sus rutinas cotidianas, y dejando de lado los planes sociales que albergaban. Responsabilidad que debieran asumir como mandato colectivo empresas y organizaciones. Conviene precisar que, con la excepción de algunas conductas individuales o puntuales, el comportamiento de los ciudadanos se ha atenido al grado de inquietud que percibían en las autoridades, que no siempre ha resultado fácil de descifrar. Pero tanto los habitantes de las zonas con «transmisión significativa» del coronavirus como los demás españoles habrán comprendido que esta crisis es mucho más grave de lo que deseaban imaginar. La clausura generalizada de los centros educativos fue ayer la señal definitiva. Las pautas de higiene personal, la renuncia a participar en eventos públicos o acudir a lugares masificados, la estricta reducción de contactos con personas en riesgo de empeorar en su estado de salud quedan ya cortas. De fondo suena una llamada a la autorreclusión, que ningún ciudadano puede eludir si quiere mostrarse solidario con los demás. Pero el Gobierno Sánchez y las demás administraciones deberían mostrarse más explícitos en sus indicaciones, sin posponerlas. Ayer mismo el país amaneció con la suspensión de clases limitada a la Comunidad de Madrid, La Rioja, Álava y una localidad vizcaína; y por la tarde la excepción se había vuelto regla. La fase de contención quedó superada de facto. No tiene sentido que medidas ya previstas para sucesivos días se mantengan en reserva mientras se apela a la «disciplina cívica», esperando que sean los ciudadanos quienes se adelanten a los acontecimientos.
El Gobierno aprobó ayer las primeras medidas económicas para paliar los efectos del coronavirus sobre la sostenibilidad del sistema sanitario, la actividad productiva, y las familias que deban centrarse en el cuidado de los menores sin escuela. El BCE resolvió comprar activos por valor de 120.000 millones, anunciando la flexibilización de las normas de capital y liquidez para el sistema financiero. Pero todo ello no evitó que al final de la sesión bursátil el Ibex sufriera su mayor caída de la historia en un día, un 14%. Los 2.800 millones a transferir a las autonomías para reforzar el sistema de salud deberían liberarse inmediatamente si se quiere que resulten efectivos, también para atender al estrés que soportan sus profesionales.
Los aplazamientos y fraccionamientos de deudas tributarias por un plazo de seis meses sin intereses supondrían, según el Ejecutivo, un alivio temporal de 14.000 millones de euros para mantener la actividad de las pymes. Pero es evidente que no atajan las dificultades en que se encuentran muchas empresas, que no podrán recuperarse ni mantener el empleo a lo largo del año aunque se disipe la crisis sanitaria. El presidente Sánchez reconoció que su Gobierno tiene un estrecho margen financiero para operar en un terreno de tanta incertidumbre. No es él quien precisa unos Presupuestos para 2020. Es el país en su conjunto y todas sus administraciones quienes necesitan actualizar sus previsiones por requerimiento del Covid-19.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.