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La crisis del Real Valladolid
Editorial ·
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Una parte importante de la afición quiere el relevo del entrenador mientras el club sigue respaldándoleQue el Real Valladolid pasa por sus peores momentos desde que regresó a Primera División es una evidencia. Y como sobre ese aspecto no hay ... dudas en ninguna de las partes, léase aficionados, propietario, jugadores, técnicos y responsables deportivos, es obvio que urge tomar decisiones a la mayor rapidez posible. Y es aquí donde radica el problema. El fútbol es un juego, y como tal no está sometido a las leyes de la lógica. Por tanto, ni las inversiones garantizan éxito alguno ni los cambios radicales aseguran que se logre el objetivo que se persigue. Y es en esa terrible disyuntiva en la que se sitúa a día de hoy el principal club deportivo de la ciudad.
La afición, que se mueve por sensaciones y sentimientos, parece haber expresado su veredicto sobre la situación hace ya tiempo. No hay datos que avalen esa afirmación, es cierto, pero sí un tono muy alto que perfectamente indica una tendencia. Y la sentencia de los seguidores es que Sergio no puede continuar, pese a lo mucho que ha dado al club, pese a un ascenso insospechado y catártico, pese a dos temporadas en las que llegar con la permanencia amarrada antes del final de la competición fue un logro de muchos quilates. Entrenadores del fuste y el carisma de Cantatore o Mendilibar vivieron también el fin de su ciclo en Pucela cuando los resultados no llegaban y el equipo entraba en barrena. Sergio no tiene el carisma popular del chileno y del vasco y su situación se hace insostenible partido a partido, con el daño que eso implica tanto para la entidad como para él mismo y su futuro.
Pero la decisión a quien le corresponde tomarla es al club, y más en concreto a la comisión que de manera colegiada se encarga de todo lo relacionado con entradas y salidas deportivas. Un club de fútbol no es una empresa al uso: tiene sus accionistas, pero su influencia sobre la vida de las personas que la siguen es muy superior a la de cualquier sociedad anónima no deportiva.
Respaldar al entrenador es el derecho que tiene el Real Valladolid. Y lo ha ejercitado. Cuando las personas, o las entidades, ejercen sus derechos no se equivocan. Por definición. Pero derecho también es expresar libremente las opiniones y las críticas. Y, desde esa perspectiva, el club debe saber conjugar lo que considera adecuado para la entidad con lo que perciba que le demandan los aficionados. No es fácil, pero tampoco imposible.
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