Crece la venta de fincas rústicas

Sin embargo, el crecimiento ha sido algo menor que la media, si nos referimos a los últimos cinco años, en los que ha crecido el 18,8%. A priori pueda sorprender este repunte, en un momento en que la economía se ralentiza, suben los intereses y la inflación se dispara. Pero hay varios motivos que lo justifican. Muchos inversores consideran las fincas rústicas un buen producto refugio, con unos precios que todavía no se han disparado, o al menos no en la misma proporción que los inmuebles urbanos.

También se estima que el coronavirus ha empujado a un colectivo de urbanitas a desplazarse total o parcialmente a los espacios rurales. La tercera opción es la de empresarios agrarios que quieren ampliar la dimensión de sus explotaciones y adquieren nuevas fincas, generalmente de agricultores o ganaderos que por edad o por la baja viabilidad de su actividad, deciden abandonar el sector. La crisis energética está impulsando cada vez más la compra venta de parcelas en suelo rústico, con la evolución y desarrollo de los llamados parques solares.

Otra última razón, aunque posiblemente la de menor impacto, se debe a aquellas personas que quieren incorporarse a la actividad agrícola o ganadera. La realidad es que los nuevos agricultores sufren lo indecible para poder acceder a propiedades, y este mercado caliente se lo dificulta más.