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Rodrigo Jiménez
Óxidos y Vallisoletanías

La controversia de Valladolid

«Es un episodio clave de la historia y que es considerado como el germen de los derechos humanos»

José F. Peláez

Valladolid

Viernes, 12 de abril 2024, 00:13

En el Ateneo de Madrid no cabía una sola persona más para ver el estreno de 'La Controversia de Valladolid', un documental de Juan Rodríguez-Briso con guion –brillante, por cierto– de Viviana González Delfino. Bien, es posible que, en realidad, no se tratara del ... estreno propiamente dicho, creo recordar que ya en la pasada edición de Seminci se pudo ver proyectada en alguna sala. Pero a los efectos que nos interesan se trataba del estreno, de la puesta de largo, del minuto cero de la cinta a nivel de gran público. Según me dicen, la semana que viene quien quiera podrá ver el documental de lunes a viernes a las 19.00 horas en los cines Broadway y Casablanca. Y, la verdad, que se llenaran todos esos pases sería lo normal porque el documental es extraordinario, toca un tema interesante y ciertamente poco conocido. Y, además, juegan en casa y si algo estamos demostrando últimamente los vallisoletanos es un enorme interés por lo nuestro, por reivindicarnos de una vez por todas y por querernos y respetarnos un poquito más a nosotros mismos y a nuestra historia. Pero es que llenar un lugar tan elitista como el Ateneo, en la capital de España a las 20:30 horas de un miércoles con doble partido de Champions, es otro nivel y, desde luego, creo que es para estar muy satisfechos.

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Y a pesar de eso, el llenazo madrileño no es una sorpresa y tiene todo el sentido. Pese a que el documental lleve el nombre de nuestra ciudad en el título, su importancia trasciende lo local, lo regional e incluso lo nacional para jugar en la liga de lo universal y, por eso, allí estaban figuras importantes de la historia, la filosofía, del derecho y del mundo académico de Madrid. O sea, de España. Recordemos que la Controversia de Valladolid es un episodio clave de la historia y que es considerado como el germen de los derechos humanos, del derecho natural, del derecho internacional e incluso del liberalismo, doctrina penosamente atacada hoy por unos y otros en sus pulsiones autoritarias y cerriles. Y la verdad es que hay que estar orgullosos, desde luego. De nuestra historia y de nuestro país, le pese a quien le pese. No sé cuantos imperios han detenido durante dos años la conquista de un continente para preguntarse si lo que estaban haciendo era correcto, si teníamos derecho a hacerlo, si se estaba obrando conforme a las leyes. Bien, en realidad sí que lo sé: ninguno. Solo Castilla. De hecho, ya el testamento de Isabel la Católica dejaba claro que la esclavitud de los indios estaba prohibida y exigía que se les trate de modo justo y sin agravios. Pero tuvo que ser Fray Antonio de Montesinos, cuyo grito por la Justicia sigue atronando al mundo desde el Malecón de la ciudad de Santo Domingo quien lanzara una serie de homilías revolucionarias en el Nuevo Mundo en defensa de los nativos y avisando a los españoles de que estaban en pecado mortal por esclavizar y maltratar a esas gentes. Esas homilías se convertirían en la luz que iluminaría a Bartolomé de las Casas, que, a la postre, sería el encargado de defender en el Colegio de San Gregorio los derechos de los indios frente a Ginés de Sepúlveda, defensor del derecho de los pueblos superiores a someter a los inferiores, incluso por su propio bien.

Estoy resumiendo, evidentemente. Y en el documental el asunto está tratado de modo excelente, sin caer en el maniqueísmo facilón de ridiculizar a Ginés de Sepúlveda, que fue un hombre culto, instruido y cuyas líneas argumentales eran perfectas. Y se agradece, somos mayorcitos y estamos un poco cansados de propaganda y de intentos de manipulación. Es evidente que todos tendemos a ponernos de parte del discurso de Bartolomé de las Casas, pero ese es otro tema. El documental respeta los hechos, da oportunidades a ambas posturas y eleva el debate al lugar en el que debe estar, intercalando sus discursos con los de otro de los protagonistas de esta historia: Francisco de Vitoria, fundador de la Escuela de Salamanca que después integrarían figuras de la talla de Francisco Suárez, Vázquez de Menchaca, Juan de Mariana y tantos otros.

Para muchos el reconocimiento del derecho natural y el establecimiento de límites al poder hacen de este episodio no solo el arranque del humanismo sino también del liberalismo, nada menos que dos siglos y medio antes que Inglaterra, sus supuestos creadores. Recordemos que el muy ilustrado Locke era eslavista en pleno siglo XVIII. Bien, en Castilla les sacamos ventaja. En eso y en otras muchas cosas.

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Pero no lo sabemos. Y ese es nuestro gran problema. El director del documental reconoció que no tenía ni idea de que esto había sucedido hasta que lo leyó en alguna columna. Y decidió investigar. Y lo que se encontró le impactó tanto que le surgió la necesidad imperiosa de contarlo. Es bastante impactante que, en Valladolid, en Castilla y en España no seamos conocedores de hechos tan decisivos: no es en absoluto exagerado afirmar que nuestra visión del hombre cambió para siempre el destino de la humanidad. No parece poca cosa. Pues hasta eso han tenido que venir a contárnoslo desde fuera. Fundamentalmente desde Francia, donde este episodio es conocido, estudiado y hasta filmado. Hay una película fantástica llamada igual que el documental y dirigida por Jean-Daniel Verhaeghe. Y un libro extraordinario de Jean Dumont llamado 'El amanecer de los derechos del hombre. La controversia de Valladolid'. Tienen que venir de Francia a contarnos lo que sucedió en San Gregorio. Increíble.

Gracias a Dios hay vallisoletanos como Juan Rodríguez-Briso, con el suficiente respeto a su tierra y, sobre todo, con el suficiente amor propio como para poner fin a este silencio e intentar reparar el ostracismo, poniendo el foco donde hay que ponerlo y haciéndolo tan bien. De verdad, es complicado hacer algo tan interesante y con tanta calidad de un asunto aparentemente filosófico y legal. Pero no solo está bien documentado: consigue hacerlo ameno. Pero, sobre todo, es pertinente. En un mundo con conflictos tan graves como los de Israel y Ucrania, el debate que se dio en Valladolid en el siglo XVI y sus conclusiones son de lo más actual. El problema, me temo, es que hoy no tenemos a juristas y pensadores como aquellos y hemos pasado de la brillantez y la humanidad al sectarismo y la vulgaridad. Los animo a que vayan a verlo. Y, después, que tomemos todos nota.

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