![Contaminaciones](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202010/17/media/cortadas/GF4R46D1-kH1C-U120485281311jdD-1248x770@El%20Norte.jpg)
![Contaminaciones](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202010/17/media/cortadas/GF4R46D1-kH1C-U120485281311jdD-1248x770@El%20Norte.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Parece que nada los va a detener. Ni siquiera Europa. Al presidente no le ha sentado nada bien que se compare a España con Polonia y con Hungría, re expedientadas por vulnerar la independencia judicial. Pero es lo que hay. Bruselas sospecha que no es ... muy limpio el juego de reformar sin consenso nada menos que el estatuto de gobierno de los jueces españoles. Y el Gobierno espera que con unas pocas explicaciones la cosa quede clara. El papel lo aguanta todo.
Por ahí circula un vídeo de la campaña electoral de 2016, en Sevilla. Parodiando en tono jocoso un diálogo con su entonces rival, Pablo Iglesias, decía entonces Pedro Sánchez: «–Pablo, ¿qué te parece si recuperamos los convenios colectivos? –Claro (respondía Pablo), eso me parece fundamental, pero yo creo que es mucho más importante controlar a los jueces y a los fiscales, ¿no?». Eran otros tiempos. Ahora a Pedro no le hacen tanta gracia los objetivos reales de Pablo. Aunque los aproveche.
Los tiempos de ahora son los del decreto. Viendo el valor que el Gobierno le da a una decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, el Supremo, por si acaso, ya ha dictado un auto recordando que no él no es el órgano competente a la hora de estudiar el decreto del estado de alarma. Y pasando el asunto al piso de arriba, al Constitucional. Todas las olas se estrellan al final contra el acantilado de la Constitución. Contra los límites de la democracia.
Así, mientras Polonia acusa a Europa de utilizar doble rasero a la hora de medir abusos gubernamentales, el plenipotenciario Illa, al que sólo le falta que le nombren vicepresidente, se queja de que le tilden de autoritario. Y se afana en los eufemismos, anunciando que los confinamientos serán en los próximos meses «contundentes pero cortos». Y que también la Navidad va a ser «diferente». Anuncia que para finales de año habrá ya disponibles 30 millones de vacunas. Y pide a los ciudadanos confianza. Vana ilusión: el 40 por ciento de los españoles tiene tanto miedo a esas vacunas como a las luces azules de la policía cuando se han dejado en casa el salvoconducto.
También el de las vacunas toma el camino de convertirse en un asunto político. Y puestos a contaminar, no es difícil pensar que el descrédito político acabe por contaminar al descrédito científico. La última frontera entre la civilización y la barbarie. Hay mucho de lo que hablar en las reuniones vis a vis, nunca de más de seis personas. Reuniones en las que se puede fumar con las ventanas abiertas, pero con las persianas bajadas, porque los helicópteros y los drones andan cerca, persiguiendo a los que se paran a hablar en grupo por la calle o a los hacen barbacoas con exceso de aforo en los últimos días de sol de octubre.
Prohibidas también las barras de los bares, nos quedan, menos mal, los libros. Ésos que los vecinos, con afán militante, siguen comprando en las librerías de barrio para que no las cierren. Aún no ha aparecido el decreto que los mande quemar. Eso, y la música ratonera de los muchachos coreanos de la BTS, que dejan a los Beatles a la altura del betún con sus ganancias juveniles. 17 millones más ricos sólo por cotizar. Y aún dicen que el pescado es caro.
Noticia Relacionada
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.