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La primera pandemia de la que tenemos noticia fue la llamada peste negra, invisible cargamento traído de Oriente por las naves genovesas en 1347. Oriente ya era entonces un enorme contenedor de Humanidad donde las bacterias y los virus hacían sus experimentos. Esta supergripe de ... hoy, conocida en general como 'el coronavirus', es poca cosa comparada con aquello, pero afecta ya a más de una treintena de países.
Pandemia, según la Real Academia de la Lengua, se define como una «enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región». El virus Covid-19 ha hecho lo primero. Es un desconocido para el sistema inmunológico humano, y eso tiene sus ventajas (para él, no para nosotros). Además, al haber pasado a nuestra especie, se ha convertido en un viajero.
Era cuestión de tiempo que una nueva enfermedad, de esas que los seres humanos vamos a buscar a los últimos reductos naturales en vez de dejar en paz a las especies que allí viven, saltara a la nuestra y empezara a hacer turismo. El turismo, una de las primeras industrias mundiales, se ha convertido en algo peligroso. El turismo es básicamente una actividad que tiene como objeto alimentar la economía. Casi todo tiene como objeto alimentar la economía, lo cual es raro, si pensamos que la economía debería tener como objeto alimentar a las personas.
En la Europa del siglo XIV la peste se propagaba que daba gusto, sobre todo cuando las malas cosechas producían una hambruna. Hoy se propaga más el miedo, que es muy contagioso. Italia está al borde de la recesión por culpa del Covid-19, y si no se tomaran medidas la recesión sería peor.
Si la gripe estacional hace de las suyas cada vez que se reinventa con una cepa potente, imaginen lo que puede hacer una enfermedad nueva. Con todo, seguramente no tanto como tememos.
En la era de la información, esta nos sirve para reaccionar deprisa y coordinar respuestas, pero la desinformación viaja por las redes a la velocidad del rayo. En el siglo XIV todo duraba más: hambre, guerra y peste fueron las tres protagonistas de la centuria, y el género literario más popular, las danzas de la muerte que ilustró Holbein con sus grabados de esqueletos danzantes.
Había entonces pocos médicos, insuficiente higiene, ciencia escasa. Hoy, que tenemos muchos médicos y científicos a los que hacer caso, está comprobado que la ciencia 'fake' se reproduce como un virus (informático) en las redes sociales. La mentira, que solía tener las piernas cortas, ha encontrado la mejor de las prótesis posibles. Los bulos sobre el virus se han propagado mucho más que el virus.
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