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Me sorprende que algunos empresarios (no sé si muchos o pocos) comulguen a regañadientes con la subida del salario mínimo interprofesional, que pasa de 965 a 1.000 euros. A pesar de que estoy convencido de que en mi actitud pesa bastante la pelea sindicalista ... que he practicado durante décadas, el cabreo de ese sector de la patronal me resulta incomprensible. Entre otras razones porque cobrar 35 euros más ni da para vivir con holganza al currela ni debería poner en riesgo la cuenta de resultados de la empresa. Desde luego, si un euro y veinte céntimos diarios son capaces de cerrar una fábrica, un comercio o cualquier chiringuito, es que el artesonado de todos ellos era fino como el papel de fumar.

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No estaría mal conocer cuántos trabajadores acogidos al SMI hay por cada industria funcionando en nuestro país, aunque lo más probable es que la mayoría de ellas tengan dos o tres, por lo que setenta o cien euros mensuales no justificarían su quiebra. Ahora bien: si se trata de negocios que tienen en nómina a mil trabajadores 'agraciados' con el salario mínimo, la subida puede resultar catastrófica porque, a partir de ahora, costarán a mayores 35.000 euracos cada mes, que es una pasta. Pero en casos así, la pregunta es otra: ¿es lícito pagar tan poco a casi toda la plantilla? Ya avisé en el primer párrafo de mi vena sindical; así que, por favor, no me hagan comulgar con ruedas de molino.

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