El PP se complica en Valladolid
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¿Qué pasará si Vox quiere presidir la Diputación a cambio de apoyar una alcaldía popular en el Ayuntamiento? ¿Apostamos algo?En este mismo espacio he abordado varias veces el peliagudo asunto de la candidatura del Partido Popular a la Alcaldía de Valladolid de cara a las próximas elecciones municipales de 2023. Ese ayuntamiento está presidido por quien, desde bastantes puntos de vista, seguramente representa a ... la segunda autoridad política de la comunidad. Primero está el presidente de la Junta y, a continuación, el alcalde de Valladolid. Hablo en clave política, no institucional: la segunda autoridad del Estado es el presidente de Las Cortes. Por eso solo habría un líder con el suficiente peso y alcance público como para plantar cara al presidente autonómico, aquel o aquella que se sienta en el sillón que hoy ocupa Óscar Puente.
No es un asunto menor, que diría el nuevo presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. En otras ocasiones he apuntado a Conrado Íscar, presidente de Diputación, como probable candidato. O a Jesús Julio Carnero, situado desde hace unas semanas al frente de la Consejería de Presidencia en el Colegio de la Asunción. Él se autoexcluye de esa posibilidad ante quien le quiera escuchar, aunque yo sigo pensando que, si lo eligieran los vallisoletanos, desempeñaría un buen papel.
La verdad es que llega un momento, a un año de abrir las urnas, en que empieza a importar casi tanto el cuándo como el quién. En el caso de Valladolid por varios motivos. Primero por la importancia de la plaza, la principal capital de la comunidad. Segundo porque el PP no es Vox, que puede sacarse de la manga un candidato a la Junta, presentarlo un mes antes de las elecciones, decir que 'siembra' y sacar 13 procuradores para situarlo en la vicepresidencia. El PP debe ofrecer un proyecto de ciudad a largo plazo, debe vincularse a sus desafíos, comprometerse en lo personal con la gente, tiene que hacer política de proximidad de verdad, más allá del callejeo propio de la campaña. Y eso es imposible sin el tiempo que exige una candidatura definida, estable, firme, creíble... Y tercero, y por añadidura, porque si el PP no resuelve pronto este dilema puede encontrarse de nuevo con un lío de listas y serios problemas como los que vivió en 2019. Entonces estaban Mañueco aquí y Casado en Génova, con un Jesús Julio Carnero en Valladolid de presidente de Diputación cuestionado por el aparato nacional. Hoy Fernández Mañueco tiene el reto de gestionar el futuro de la actual presidenta del grupo en el consistorio, Pilar del Olmo, descartada hasta hace nada, pero que, visto lo visto, ya nadie la excluye para que pueda repetir debido a su fuerte enganche con el expresidente Herrera y Feijóo. Es decir, que vuelve a haber fricciones o, cuando menos, muchos recelos e inseguridades.
Por ahí andan listas en las que salen nombres como Mercedes Cantalapiedra, Francisco Blanco 'Pacote', Pablo Trillo, Eduardo Carazo, Víctor Alonso, alcalde de Fombellida y hombre de confianza de Conrado Íscar en la Diputación… Conviene que el PP se sitúe en el siguiente escenario. No queda un año para las elecciones, queda mucho menos porque, insisto, al PP no se le pide lo que a otras fuerzas políticas y debe proponer algo más sólido que una protesta por el soterramiento junto a plataformas vecinales o históricos del PSOE. Pero además debe prever que sus opciones pasarán casi seguro por entenderse con Vox y en ese juego tendrá que disponer de una estructura de influencia y mando interno y externo a escala local y provincial muy potente, con capacidad de negociación. ¿Qué pasaría si el equilibrio de fuerzas les obligara a pactar con los de Abascal un reparto de cargos? ¿Qué pasará si Vox quiere presidir la Diputación a cambio de apoyar una alcaldía popular en el Ayuntamiento? ¿Apostamos algo?
Todo lo anterior aconseja que en el PP se tomen en serio esta decisión a todos los niveles. Salvo que quieran ponerse literalmente en manos de Vox, que sí tiene claros tiempos, calendarios y estrategias. Salvo que no crean realmente que están en condiciones de ganarle el bastón de mando a Puente, que ni de lejos va a regalarlo. Todo lo contrario. Salvo que consideren que este es un asunto que depende de lo que pase en Andalucía y hay que aguardar hasta después del verano... Septiembre es muy tarde.
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