Comida basura
Con flema británica ·
Me cuesta entender por qué tanta gente española se siente obligada a llevar jamón en la maleta para sobrevivir dos días en InglaterraSecciones
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Con flema británica ·
Me cuesta entender por qué tanta gente española se siente obligada a llevar jamón en la maleta para sobrevivir dos días en InglaterraNo por primera vez, un amigo que ha regresado de un fin de semana en mi pueblo, Londres, se ha quejado de la comida inglesa. «Qué mal se come allí». Cada vez que oigo estos comentarios me sorprendo. Mido un metro ochenta tres, ... peso noventa kilos y siento que he comido muy bien. Hasta cuando me tapo la barriga con la mano en mis momentos napoleónicos, siento que he comido demasiado bien. No se confundan. También como muy bien aquí, en España, por supuesto, pero me cuesta entender por qué tanta gente española se siente obligada a llevar jamón en la maleta para sobrevivir dos días en Inglaterra, como si fueran a pasar una condena en una isla desierta. La verdad es que no hace falta hacerlo. Se vende 'Ham made in Spain' (jamón ibérico), en Marks & Spencers, una cadena de grandes almacenes británicos como El Corte Inglés, además de en centenares de restaurantes españoles y 'tapas bars' (bares de tapas), donde los camareros son españoles. Siendo Londres una ciudad tan grande y cosmopolita, se puede comer cualquier cosa de otros países. Es lo bueno que tiene. El plato más corriente en Gran Bretaña no es 'fish and chips', como se cree aquí, sino tika masala (pollo con salsa de curry), un plato de la India. Y la bebida nacional no es cerveza, tostada y templada, sino té negro supercaliente de Sri Lanka. Actualmente, los restaurantes que están de moda son los asiáticos, de naciones como Vietnam o Tailandia, gracias a los millones de mis compatriotas que han desarrollado un gusto por sus comidas pasando las vacaciones en esos países. Sospecho que el problema que los visitantes españoles tienen, a la hora de comer en London, es su propia inocencia. Incapaces de hablar inglés y con las cabezas llenas de tópicos, («¡Nos miran mal!»), andan sin rumbo en la lluvia, en busca de algo. Por fin, con hambre cada vez más insoportable y una angustia culinaria en pleno ascenso, eligen un lugar que por lo menos conocen y donde se sienten seguros por haber llevado a los niños allí, en España. Estoy hablando de McDonald's, un paraíso en la Tierra para los aficionados a la 'comida basura'.
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