Trump y Harris se saludan antes del debate televisado del pasado día 10. DEMETRIUS FREEMAN / EFE
La aventura humana

Comería gatos, pero no perros

«Una sociedad que ya estaba infantilizada de serie, y que Internet ha implementado, podría legitimar con su voto una dictadura encubierta en el país de las libertades y otras blasfemias»

Roberto Carbajal

Valladolid

Martes, 17 de septiembre 2024, 06:51

No hay duda de que Estados Unidos podría convertirse en un Estado democrático fallido en noviembre, como Venezuela hoy y ayer. La dupla Trump-Vance (cuya tríada completa el psicópata Elon Musk) se encargaría de llevar a cabo esta tragedia sacada de un libreto perverso ... escrito por su majestad la ignorancia. Una sociedad que ya estaba infantilizada de serie, y que Internet ha implementado, podría legitimar con su voto una dictadura encubierta en el país de las libertades y otras blasfemias. Hace ocho años, Donald Trump dijo: «Yo podría ir por la Quinta Avenida, disparar a alguien y no perder votos». Esa baladronada ya no lo es, y en esta campaña electoral un delincuente profusamente condenado y superviviente de nuevo a otro atentado, podría decidir el futuro de medio mundo. Tal es el pavor a que esto se sustancie que el MIT en Massachusetts ha creado una herramienta para que la gente pueda desanclarse de los bulos, con un éxito sorprendente abriendo mentes a la realidad.

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Joe Biden, hoy casi fuera de foco, puso en circulación inversiones federales equivalentes a la mitad del PIB español para aportar vigor a la economía estadounidense, lo que constituye un hito en un país descarnado en todos los sentidos y liberal hasta la médula. EE UU no es lo que retratan las películas, ni mucho menos. Las infraestructuras se caen literalmente a pedazos: puentes que se desploman, redes ferroviarias obsoletas, sistemas de protección social inmisericordes…

En el debate político ha irrumpido ahora un perverso guion: los inmigrantes «se comen nuestras mascotas», dicen Vance y Trump. Se ha constatado como falso. Conmigo vive una gata huérfana a la que arranqué de la calle, y a quien me comería… a besos, porque es como yo querría ser. Jamás habría acogido a un perro: son tan serviles como la mayoría de la gente.

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