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Mientras que a escasos 500 metros de la fastuosa sede de las Cortes de Castilla y León, en línea recta, se ven colas de centenares de personas que cada día tratan de que les entreguen alimentos con los que dar de comer a su familia, ... en el interior del ostentoso edificio parlamentario en los últimos 15 días laborables se han reunido en comisión un grupo de políticos de todos los partidos con representación en la Cámara y, por tanto de todas las tendencias. Cada asistente le cuesta al contribuyente a una media de 300 euros por sesión (220 por la dieta de asistencia más el kilometraje). Cada día, mañana y tarde, de la última quincena laborable, desde el 18 de mayo. ¿Para qué se reúnen? Para escuchar a cargos de segundo, tercer y hasta cuarto nivel ejecutivo: viceconsejeros, secretarios generales (ambas categorías se dan la mano), directores generales y hasta delegados territoriales hablar de las actuaciones de la Junta por la covid-19 y el estado de alarma. ¿Y qué dicen estos cargos de segundo, tercer y hasta cuarto nivel? Lo mismo que unos días antes han dicho sus jefes, los consejeros de la Junta.
Si no movió cimientos ni removió conciencias lo dicho sobre la covid-19 y el estado de alarma por Francisco Igea (vicepresidente, portavoz de la Junta y consejero de Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior), Verónica Casado (Sanidad), Isabel Blanco (Familia), Ángel Ibáñez (Presidencia), Carlos Fernández Carriedo (Economía y Hacienda), Germán Barrios (justito días antes de que le cesaran-echaran-dimitiera-o vaya usted a saber qué de su cargo al frente de Empleo e Industria), Juan Carlos Suárez-Quiñones (Fomento y Medio Ambiente), Jesús Julio Carnero (Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural), Rocío Lucas (Educación) y Javier Ortega (Cultura, Turismo y Deportes), imagínense la trascendencia de lo que puedan decir los cargos que están por debajo de ellos. Además de repetir lo dicho por sus jefes, los –hasta el momento– 25 altos cargos que han desfilado por 24 comisiones parlamentarias en 15 días laborables para que les escuchen unos señores a los que les pagan de media 300 euros por estar haciendo eso, escucharles (solo habla uno por grupo; los demás, ni pío dicen) han llenado el Diario de Sesiones de la Cámara de obviedades muy obvias. Vamos, un dislate. Y como se paga suculentamente bien (300 euros por asistencia de media) es un clarísimo despilfarro. A 500 metros, en línea recta, de las Cortes se ven colas con decenas y decenas de personas que buscan que les den alimentos para dar de comer a sus familias; dentro de la Cámara, solo por llegar, sentarte a escuchar un debate e irte, te dan 300 euros cada sesión. Sí, los políticos viven en otra galaxia. Tanto que algunos en las Cortes a su sueldo de 73.000 euros anuales, le añaden un sobresueldo de 21.600 euros. ¿Son o no son de otra galaxia los políticos de Castilla y León? Incluidos los que se sientan en el Congreso y el Senado, cuyas escandalosas retribuciones superan a las de las Cortes, con similar casi nula carga de trabajo e ínfima responsabilidad. Tal vez no esté de más sacar algún día la lista de procuradores, senadores y diputados y sus correspondientes agendas.
Hay un veterano dirigente socialista que ha tenido el humor de enviar a este cronista el acta notarial de la donación de un millón de euros hecha por el PSOE federal al Instituto Carlos III para investigaciones médicas. El grueso de ese millón de euros procede de dietas y sobresueldos (esas retribuciones para gastos que reciben muchos políticos con su nómina mensual) de cargos públicos socialistas en España, la mayoría parlamentarios. Es la donación de las dietas de abril. Habrá que ver la de mayo, si la hay. Y la de junio, si la hay. Y la de... Ya puestos, para qué andar cada mes donando ante notario un millón de euros: lo siento por el fedatario que se quedará sin su minuta, pero si directamente suprimiesen los sobresueldos de diputados, senadores y procuradores no está claro que las colas de recogidas de alimentos desparecieran, que seguro que no, pero se reducirían bastante al recibir los de estas una parte de los sobresueldos políticos que salen de los impuestos de todos.
Ya que el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, y el secretario regional -que no líder- socialista Luis Tudanca, andan en conversaciones para alcanzar un pacto de reconstrucción de Castilla y León (hay apuestas cruzadas sobre el éxito y el fracaso del mismo), más les valdría dar marcha atrás en la subida de sueldos y sobresueldos que aprobaron el año pasado. La situación económica se va a poner tan mal, las listas del paro van a crecer tanto y las colas de recogida de alimentos van a ser tan kilométricas que esta vez no les va a valer a los políticos hacerse los mártires. Sus retribuciones son escandalosas. Por eso viven en otra galaxia.
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