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Codo con codo
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«Las crisis nos han ido haciendo flexibles, resistentes, resilientes. Por este orden. Y a pesar de todo no hemos perdido la humanidad»Nunca pensé que escribiría un artículo en estas circunstancias. O sí, porque en el fondo a todos nos cuesta dar crédito a las señales. Y las señales siempre han estado ahí. Por más que optáramos por mirar hacia otra parte. Viendo lo que ocurre ... en Madrid, al otro lado de la sierra de Guadarrama, no puedo evitar pensar en lo que escribió Dámaso Alonso al terminar la guerra incivil: «Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las estadísticas)». No llegamos a tanto, ni por asomo. Pero las estadísticas nos dicen que en Valladolid nos acercamos a cuarenta desaparecidos. Que en España pasamos ya con holgura de los 4.800. Y eso hablando de las vidas, sin saber todavía qué decir con certeza sobre las haciendas.
Y a pesar de todo, resistimos. Un día más. Una semana más esperando a Godot en forma de ese 'pico' que podría significar el inicio del contraataque. Las crisis nos han ido haciendo flexibles, resistentes, resilientes. Por este orden. Y a pesar de todo no hemos perdido la humanidad. Casi diría que la estamos recobrando. A la fuerza. Hace muy poco sentía asco al escuchar la voz de algunos de nuestros líderes políticos. Ahora la vocinglería de los mismos personajes, sobrepasados por la realidad, casi me produce ternura. Casi. Porque su voz ya no les pertenece. Porque la palabra ahora la tienen otros. La tiene el codo con codo de todos ante la fatalidad. El desgaste, por el uso, de la palabra 'héroe'.
Antes de alcanzar la edad de oro de los robots, la realidad nos ha devuelto de súbito a la edad media digital. Antes de terminar de construir la empalizada de la aldea global, hemos vuelto a cerrar las fronteras. Sin saber cuándo las podremos volver a abrir, porque los que hoy estamos señalados no vamos a tardar mucho en señalar a otros como portadores de la peste. Porque en el mundo hay hemisferio norte y hay hemisferio sur. Y la mitad resulta ser la cara oculta de la otra mitad. Y ni a Trump ni a Boris Johnson les presta ya nadie gomina para aderezarse el tupé. Ni siquiera los chinos. Lo mismo que en Europa les puede suceder a Alemania y a Holanda si no terminan de aceptar que esto es cosa de todos. ¿Qué es lo que todavía no han entendido de la palabra pandemia?
carlos aganzo
Antes que el baile de las bolsas o que las grandes decisiones de los líderes mundiales va a ser el codo con codo, la unidad desde nuestra responsabilidad individual, lo que nos permita ganar esta guerra. Esta guerra y lo que viene detrás de toda guerra. «Es que no ha llegado la paz, Luis. Ha llegado la victoria», que le dice Agustín González a su hijo, el zangolotino Gabino Diego, en 'Las bicicletas son para el verano'. También en eso nuestra actitud solidaria de hoy es decisiva.
Cumplimos nuestra primera semana de cautiverio. Y ante los palos de ciego de algunos de nuestros grandes líderes, tal vez conviene recordar, ahora más que nunca, las palabras de Gandhi: «En la resistencia civil individual, cada resistente es su propio líder». La humanidad, al cabo, no es otra cosa que la suma colectiva de unos cuantos miles de millones de voluntades individuales. Eso es lo que nos va a salvar de verdad.
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