Que Valle-Inclán es el más grande de los grandes, poca duda me cabe. Novelista excelso poco comprendido en su momento. Dramaturgo (genialmente innovador) al límite del género. Y poeta… olvidado. Solo escribió tres libros de poesía que recopiló en uno de significativo título: Claves ... líricas. Es bien sabido que las palabras de don Ramón llevan consigo música interna, melodía, ritmo. ¿Y si Valle hubiese querido añadir música a la música de sus versos? ¿Cómo sería el Valle musical? Ahora lo sabemos.

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De tal homérico reto se ha encargado Teo Cardalda, mítico creador de memorables himnos pop al frente de Golpes Bajos y de Cómplices. El resultado es un disco-libro único. Tapa dura. 23x23 cm. de locura valleinclanesca. Un texto revelador, fotos inéditas y un CD con nueve poemas musicados (más una canción inédita) y unos interludios recitados que sirven de nexo a las canciones y otorgan al producto final empaque de ópera-pop. Hay rock, hay baladas, hay melodías folclóricas, hay pop solemne, hay incluso un rap. Hay luces (de bohemia) y esperpento on-fire.

Están las obsesiones del viejo punkie con barbas de chivo: la muerte, el existencialismo, la Galicia enigmática y legendaria, Dios, el amor. Una bruja en la encrucijada, un bandolero en el camino, una oración excomulgada, Satán en el prostíbulo, cuentos oscuros de antaño, amores terribles, versos ricos de oro y esmalte, poemas llenos de hiel y sangre. Es Valle-Inclán en boca de Teo Cardalda. Así que no digas de dolor. Serán malos tiempos para la lírica, pero son inmejorables tiempos para el esperpento (valleinclanesco).

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